“Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la tierra”, dijo Francisco en su discurso.
En su intervención, el pontífice dijo que la primera tarea es poner la economía al servicio de los pueblos. Y añadió que los excluidos deben ser impulsores de ese cambio en todo el mundo.
A su criterio, la economía no debería ser un mecanismo de acumulación sino de adecuada administración de la casa común.
Como segunda tarea para generar el cambio, el santo padre apuntó a unir a los pueblos en el camino de la paz y la justicia. Y aprovechó la ocasión para pedir un histórico perdón por las ofensas de la Iglesia y los “crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.
“Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, señaló el obispo de Roma.
Además solicitó respeto a los pueblos. “Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino… No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean respetados”, manifestó.
El santo padre llamó, en nombre de Dios, a defender a la madre tierra de los saqueos y la devastación.
“No se puede permitir que ciertos intereses –que son globales pero no universales– se impongan, sometan a los Estados y organismos internacionales, y continúen destruyendo la creación”, pidió.
Texto del discurso en ACIPRENSA
Fuentes: El Deber|NODAL