Papá ven en tren

Publicado el 14 noviembre 2014 por Noostradamus
Pasmados permanecen los habitantes ante lo que ya no es goteo si no pura catarata de casos de corrupción, organizada y mucho, así que antes de amanecer rezamos: la trama coorrupta de cada día, dánosla hoy. Y la última va de la maleza y su tratamiento. Una misteriosa empresa de jardinería se había creado una red viaria o vía pecuniaria por la que circulaba por un lado el dinero a departamentos y de éstos a una empresa dedicada a desbrozar caminos, carreteras y vías de tren y a labores de jardinería. 
La mecánica era sencilla, al principio, desde 1941 hasta el 2005, todos los ferrocarriles y vías de tren eran de monopolio estatal Renfe, los de vía estrecha, se llamaban Feve, con la llegada de fondos europeos para desarrollo de líneas de ferrocarril, se creó otro organismo estatal y se le bautizó Gestor de Infraestructuras Ferroviarias, GIF, que se dedicó a llevar toda la implantación de líneas de tren de alta velocidad. Finalmente se creó un nuevo organismo estatal y se le llamó ADIF, metiendo dentro todo lo anterior. Tras el accidente del tren Alvia en Santiago, se dijo que desaparecería para convertirse en tres nuevas empresas estatales con las funciones de la primera.
Y como los tramos de dividen en provincias, el negocio era que cada tramo de línea a desbrozar se podía facturar por el doble de precio y repartir la diferencia, bien no haciendo parte de lo contratado, o bien ennegreciendo el dinero con facturas falsas para entregarlo a los que firmaban las adjudicaciones de tales trabajos a la empresa. Miles de kilómetros a su alcance. Lo mismo vale para carreteras y caminos en provincias y ayuntamientos. Todos confían en que los personajes solamente adjudicasen mediante este mecanismo lo del desbroce, porque en caso de adjudicar otras cosas, podemos imaginar el asunto.
Y de ahí la extensión territorial del asunto que recorre 13 pronvincias. Lo curioso es cuando leemos que se está investigando desde que ADIF se llama así como si no fuese en realidad un mismo organismo público desde el principio, lo único que ha ido variando es el nombre, pero no los fulanos. Presuntamente, claro.