En este crítico escenario se ha desarrollado la feria del libro de Madrid, 17 días seguidos, algunos de los cuales tuvieron lluvia y otros el mundial de fútbol que ha acaparado la atención por todo el orbe. Los libreros se quejan de que las ventas cayeron 9.5% respecto al año anterior y honestamente hasta poco se me hace, con la situación tan delicada somos muchos los que hemos racionalizado el gasto en libros y otras distracciones en cada país.
Me llama la atención otro artículo relacionado, donde Joaquín Palau (RBA), Jorge Herralde (Anagrama), Pilar Reyes (Alfaguara) y Jaume Vallcorba (Acantilado) nos hablan de sus impresiones sobre la feria y sobre el libro digital, honestamente los veo lentos, como si el papel impreso fuera su salvación y no el contenido. ¿Porqué los editores no se preocupan más por el mercado digital? Uno pensaría que es mucho el temor que le tienen a lo electrónico y que no han aprendido de las disqueras, ¿será porque es normal que no experimentemos en cabeza ajena?