Es el nombre de la exposición que el Servicio de Biblioteca, Archivos y Documentación de la Universidad de Extremadura ha organizado para las dos sedes de su Biblioteca Central, desde el 2 al 13 de junio en Cáceres, y desde el 6 al 17 de octubre en Badajoz. Papel prohibido. Un recorrido bibliográfico por algunos libros prohibidos o censurados va acompañada de la edición de un catálogo —como viene siendo habitual en las muestras del Servicio— de las cuarenta y cinco piezas expuestas, y este va precedido de una introducción, «Censura que algo queda: de curas, barberos y otros guardianes», escrita por mi compañero Enrique Santos Unamuno, que dedica sus páginas a la memoria de otro colega, Gregorio Torres Nebrera. Son las palabras de Enrique Santos un recorrido ameno por los principales títulos de la exposición, desde la Odisea o la versión de fray Luis del Cantar de Cantares hasta La naranja mecánica o Un mundo feliz, obras que sufrieron «la censura represiva y alopática»; y también son en su párrafo final una queja ante un estado de las cosas —de la universidad española— decepcionante, una protesta que puede provocar en más de uno unas ganas irrefrenables de censurar. Véase: «Hoy día, el paradigma orwelliano de la universidad franquista, con sus listas de disciplinas aconsejables o peligrosas, sigue proponiendo un especial tipo de censura en muchos departamentos y ateneos humanísticos españoles, algunos de cuyos miembros sólo piensan en términos de cotas de poder, negociando con créditos a cambio de prebendas, hipotecando el futuro de las facultades en nombre de postulados epistemológicos que desconocen y causando un daño casi irreparable a la necesaria modernización e internacionalización de la universidad española. Por otro lado, el mundo (no tan) feliz de Huxley domina desde hace ya tiempo la burbuja de indicadores y baremos de calidad impuestos al mundo universitario por una vulgata psicopedagógica que parece a veces confundir el nombre y la cosa.» Imprimatur. Vidit: Lama, Lector.