Paperblog elige para su tercer aniversario una escapada a París

Mademoiselle, tres jolie, bonjour, merci, son lo único que recuerdo de esos años de francés cuando estaba en la secundaria, y debo reconocer que a pesar que me encantaba el idioma, los “ous” de su pronunciación y su increíble historia, nunca quise visitar el país.

Majestuosos palacios, macarrones de colores, crujientes croisantts, y elaborados perfumes, nunca fueron parte de mi interés personal, pero siete horas esperando un vuelo en el aeropuerto de Paris Charles de Gaulle vuelven loco a cualquiera, y a mi me hicieron pensar que debía conocer Francia.

A un año y medio de esa escena, por fin me encuentro aquí, paseándome por Paris con un aro en la nariz como decía la Ana Cirré, y encontrando guantes tirados en el suelo de cada cuadra. Pero algo me pasa, y es que me siento completa y absolutamente estafada, no era lo que me imaginé, ni más malo o bueno, pero sí muy diferente a lo soñado. Fake Paris.

Tantas fotografías, spot publicitarios, falsas películas y comentarios errados, me hicieron imaginar a Paris como una ciudad romántica llena de jardines con flores silvestres, andantes Marias Antonietas y típicos francesitos pelo crespo partidura al lado.

Al contrario de este ceniciento panorama, me he topado con que casi o más de la mitad de la población es negra, la ciudad tiene un tono gris nostálgico (color que predomina en sus construcciones); nadie huele mal por Dios! (o por lo menos en invierno), y la torre Eiffel OH la la, no es un pedazo de metal cualquiera, de verdad es bellísima, yo me quedé prendada.

Igual los franceses no son muy buenas pulgas al parecer, la Bernardita una amiga que está en Nantes me dice que se enojan por todo, y bueno si no sólo los franceses son así, yo creo que es el estilo europeo general, repleto de gente estatua.

Lo mejor de Paris sus croissants y quesos que se derriten en la boca como mantequilla. Elegantes cafés y misteriosas calles, museos interminables y palacios suntuosos como el Versalles, que si bien no me impresionó tanto, me invito a conocer parte de la historia francesa in situ, y a imaginar como vivía la monarquía de Francia.

Sin duda es un destino recomendado para los que están interesados en su historia, y obligado para quienes pasan por Europa, Es una ciudad interesante con mucho que ofrecer, si pasas por aquí te recomiendo quedarte al menos una semana, ya que el sólo hecho de conocer el Louvre  te tomara como mínimo un par de días.