Papitis e hijitis

Por José Mª Ruiz Garrido @laparejadegolpe

Iba a empezar diciendo eso de que hay días y días, que hay días buenos, y los hay menos buenos. Pero pensándolo dos veces, no creo que sea necesario a estas alturas.

Hay días que despertar a Luke haciéndole cosquillas se convierte en una primera taza de café con , y me dura la batería para todo el día. Otras veces tengo que decirle tantas veces "¡Venga, vamos!" para que salga de la cama, desayune, se vista y salgamos a tiempo para el cole, que no me siento ni su padre. Me siento más como el Maestro Yoda en Dagobah que como su padre.

Y eso que el pequeño padawan está todo el día con el "papi" en la boca. Todo el día y toda la noche. Luke está desarrollando una papitis importante, y no sé si definirlo como un "poder" de la Fuerza, o no. Más bien una inyección de Fuerza, pero para mí. Cruzar la calle de la mano de papi. Llevar una camiseta de Star Wars, como las de papi. "Iguales, papi". "Que papi me lea el cuento", "que papi pinte conmigo", "quiero con papi", "que papi me ayude a recoger"... Cualquier excusa es buena. Las horas que dura la papitis de Luke o de Leia -o de los dos-, son las que alimentan la memoria de padre, esa que te borra -o te emborrona- los malos ratos. No concibes una píldora de la felicidad más efectiva. Tu ego se carcajea por dentro.

Lo que me lleva al Lado Oscuro. Me tienen dominado, abducido, embobado. Caigo en una especie de síndrome de Estocolmo. Seguro que tiene algún otro nombre técnico de psicólogos, no tengo ni idea. Yo lo atribuyo a algo así como un temprano poder de sugestión o control mental Jedi -o Sith, aún no lo sé-. Esas sonrisas, esos cariños, esas voces, esos "te quiero mucho, papi"... No me puedo resistir. No me quiero resistir.

Esto nos lleva a veces a situaciones problemáticas. No puedo ceder siempre a sus caprichos, me cuesta negarme a algunas cosas, pero también forma parte de su adiestramiento -no me gusta esta palabra, pero no encuentro otra mejor- que aprendan que no siempre es posible contentarlos, que hay veces que se gana, y otras que se pierde. Y otras que sólo tienen que tener paciencia -de los poderes jedi más complicados de dominar- y sepan esperar. Tienen que aprender a gestionar la frustración y la negación. Y yo también necesito aprender a gestionar mi propia frustración, la de no poder dejarme arrastrar por su papitis al Lado Oscuro. Un equilibrio complicado.

Soy débil. Es difícil resistirse al poder de la Fuerza, pero no lo puedo evitar, yo sigo queriendo papitis cada día. ¿Tan raro es?