Para chuparse los dedos. Sabores de Etiopía.

Por María Paz
Si queréis probar una comida auténticamente exótica e ideal para compartir con amigos, os recomiendo la visita a un restaurante etíope. Hace unas semanas volví al Blue Nile, un pequeño local situado muy cerca de la universidad de Ohio State y uno de mis sitios favoritos en Columbus, la capital de Ohio.  El Blue Nile lleva más de una década ofreciendo comida tradicional de Etiopía. Lo que más llama la atención al entrar es la falta de pretensiones del local. La decoración es muy sencilla y el personal es amabilísimo. Se nota que quieren que los clientes disfruten de su visita, y desde el momento en que uno entra por la puerta, le tratan con una gran cordialidad.
La comida etíope es ideal para ser compartida, porque se sirve en un único plato de gran tamaño llamado mosseb, que se coloca en el centro de la mesa, y del que todos los comensales comen. En la foto podéis ver las mesitas tradicionales, que son de mimbre o material parecido, y que están diseñadas para colocar el mosseb en el centro. Este ritual de compartir la comida tiene una gran importancia en la cultura etíope, porque según la tradición, aquellos que coman del mismo plato establecerán una larga amistad y nunca se traicionarán unos a otros.

En la comida etíope no se usan cubiertos, sino que  se come con la mano, valiéndose para ello de trozos del pan tradicional llamado injera. Este pan, que como podéis ver es parecido a un gran crepe, aunque de mayor grosor, se usa para coger la comida, envolviéndola. Nuestro mosseb contenía varios guisos distintos: cordero, ternera, puré de garbanzos, berenjenas, queso y lentejas. Todos los alimentos estaban muy desmenuzados o hechos puré para que resultara más fácil cogerlos con el pan. La carne estaba tiernísima y las especias que la aderezaban le daban un sabor muy exótico. El queso recordaba al queso fresco; de hecho, lo elaboran en el propio restaurante. La verdad es que estaba todo absolutamente delicioso, y al no usarse cubiertos, no puede uno evitar chuparse felizmente los dedos.

Injera, el esponjoso pan tradicional


Y para terminar, el café, que en Etiopía se elabora añadiéndole canela, nuez moscada y otras especias que le dan un sabor y aroma muy peculiares. Pero además, para realzar la experiencia sensorial, es costumbre encender un platito de incienso justo antes de servirlo. El aroma del incienso se combina con el del café, dando así el broche final a una experiencia gastronómica inolvidable y muy especial. ¡No os la perdáis!