Para el calor y el frío.

Por Mamucer @MarinaMunozC

- Marina Muñoz Cervera -

Mientras en el sur de meridiano el calor está haciendo estragos, en el norte el frío comienza a atenazar.

Ante la polaridad del planeta y si viajamos de un lado a otro, no queda más remedio que estar preparado para ambas circunstancias.

Excepto en lugares como  América del Sur, entre otros,  y en concreto, Bolivia y Chile,  Ecuador, etc., es raro que pasemos del calor al frío, sin movernos del lugar. Aquí en Santa Cruz, la temperatura puede bajar hasta 20º en una noche y acostarnos con calor y levantarnos con frío. Ese cambio brusco de clima exige una adaptación por parte de nuestro cuerpo; por eso es importante que estemos atentos y vayamos variando nuestra alimentación, atendiendo a las necesidades de nuestro organismo, siendo una de ellas la adaptación a las altas o bajas temperaturas, pues nos va a demandar energía adicional.

Si hace mucho calor:

Cuando la temperatura supera los 30-35 grados en un ambiente muy húmedo y el sol quema, es necesario evitar insolaciones y deshidrataciones, para ello debemos evitar las “horas punta” solares y si no nos queda más remedio que salir a calle, llevar una botella de agua fría y alguna gorra que nos proteja la cabeza, procurando, en cualquier caso, caminar por la sombra si es posible. Un buen recurso es salir de casa con el cabello mojado e ir empapándolo a cada rato.

Tendremos que beber agua con frecuencia y huir de las bebidas azucaradas que venden a “granel” por las calles, por dos causas:

- la primera, porque un exceso de azúcares no nos va a quitar la sed, solo nos proporciona una sensación refrescante momentánea, la temperatura del refresco.

- la segunda, porque esas bebidas son un caldo de cultivo para todo tipo de gérmenes y máxime con las altas temperaturas, no siempre se refrigeran recién hechas y podemos intoxicarnos fácilmente.

Las comidas tienen que ser frescas e incluir verduras y frutas que nos ayuden nutricionalmente y nos aporten también agua. No hay que dejar de comer aunque falte el apetito, tenemos que procurar que nuestra alimentación siga siendo equilibrada.

Os dejo un enlace para acceder a la receta del gazpacho andaluz, procedente de Andalucía (España), tierra en la que el calor todos los veranos hace estragos; es una bebida o sopa fría, según cómo se prepare,  que refresca mucho y nutre; puede servirnos para ir tomando a lo largo del día.

El saludable gazpacho andaluz.

En cualquier caso, ante síntomas, como mareos, dolor de cabeza, vómitos, tendremos que acudir a algún Centro Médico para que nos atiendan porque podemos estar sufriendo una insolación.

En los enlaces relacionados de esta entrada, podemos encontrar los síntomas y la forma de actuar ante un “golpe de calor”.

Si hace mucho frío:

Por supuesto tenemos que abrigarnos bien, sin cortar nuestra circulación con ropa que apriete y esa es la primera medida; en cuanto a la alimentación, comer de forma equilibrada e incluir sopas en nuestras comidas y cenas para que aumenten la temperatura corporal.

Las frutas podemos guardarlas a temperatura ambiente y no prescindir de su ingesta.

Os dejo la receta de dos sopas que nutren mucho y son muy sencillas de hacer:

Receta: Sopa Minestrone.

Sopa de Ajo.

El Confidencial, hoy día 29 de noviembre de 2013, propone para combatir el frío, además de las dos sopas anteriormente mencionadas, una tercera: Sopa de alubias griega, como un tercer clásico de la dieta mediterránea.

Podéis acceder a la noticia, en la que podéis encontrar otra forma de preparar las sopas que os recomiendo, a través del siguiente enlace:

Entra en calor: las mejores sopas para combatir las temperaturas gélidas.

Si estamos expuestos al frío intenso durante un tiempo prolongado podemos comenzar a notar síntomas como:

– Sensación de hormigueo seguida de entumecimiento.

– Piel fría, pálida y dura que ha estado expuesta al frío durante demasiado tiempo.

– El área puede doler o palpitar.

– Falta de sensibilidad: es posible que no sienta si alguien lo toca allí.

– A medida que el área se descongela, la carne se torna roja y muy dolorosa.

La congelación puede causar ampollas, gangrena y daño a nervios, tendones, huesos y músculos.

Por ello, si nos encontramos en una situación que provoque algunos de los síntomas descritos, debemos buscar de inmediato un lugar cálido y soltar cualquier ropa que nos apriete para restablecer la circulación, en tanto solicitamos ayuda médica de urgencia.

El hecho de que las recetas mencionadas a lo largo de esta entrada, formen parte de la “dieta o alimentación mediterránea”, no nos impide preparar estos platos en el sur del mundo y viceversa, algunos ingredientes, hoy por hoy, son internacionales y las climatologías en algunos lugares se asemejan. Cambiar las costumbres, de cuando en cuando, y aprender de otras culturas, puede resultar refrescante para el organismo y para la mente.

Vemos que los vegetales sirven para el frío y para el calor, no solo nos aportan nutrientes sino que además ayudan a hidratarnos, no obstante, no son sustitutos del agua pura y este líquido elemento no puede faltarnos día a día.

Enlaces relacionados:

Los riesgos del calor intenso y precauciones a tomar.
Recomendaciones para la alimentación de invierno.
Las hortalizas o verduras. Cómo cocinarlas.

Fuentes:

- Miguel Ayuso. El Confidencial. “Entra en calor: las mejores sopas para combatir las temperaturas gélidas”. 29 de noviembre de 2013.

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-11-29/entra-en-calor-las-mejores-sopas-para-combatir-las-temperaturas-gelidas_60014/

- Medline Plus. “Congelación”.

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000057.htm

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