Leí hace tiempo las Historias del Mariposa de William T. Vollmann y no me entusiasmó, aunque reconozco que debería intentar su relectura. Me he hecho, por fin, con un ejemplar de Para Gloria (Whores for Gloria, en el original, es decir, Putas para Gloria) tras innumerables búsquedas por la red, y me ha gustado más. En este libro, Vollmann, uno de los autores más prolíficos de nuestro tiempo, si no el que más, trata de reconstruir el recuerdo de una mujer mediante el trato con prostitutas, ya sean mujeres o travestíes. Se acuesta con ellas y también les pide que le cuenten historias. E incluso llega a conseguir algún mechón de pelo (y luego una peluca de pelo natural) para rememorarla, algo que me recordó un poco a Vértigo, esa obra maestra de Hitchcock en la que James Stewart trata de rehacer a una mujer con los rasgos de otra, de resucitar a una muerta modelando a su antojo a una viva. El protagonista es Jimmy, un envejecido veterano de Vietnam que gasta todo su dinero en putas y alcohol. Pero, a mi entender, este personaje es sólo la excusa argumental para lo que le interesaba de verdad a Vollmann: explorar el mundo de la prostitución mediante las entrevistas con todas esas mujeres. De hecho, al final incluye un perfil de la prostituta callejera del distrito Tenderloin de San Francisco, por donde se mueve su protagonista todo el tiempo. Me gustaría señalar el hálito poético de la prosa, que precisamente en este fragmento no aparece, pero que sirve de muestra de la degradación en la que se mueve Jimmy:
¿Sabes de algún sitio seguro? Dijo Jimmy.
Este callejón está muy bien, dijo Peggy. Que sepas que lo único que toco es goma. Sin goma no hago mamadas. Nada de follar sin goma. Me acuerdo de un tipo que me ofreció quinientos dólares por un servicio y le dije lo siento pero eso no cubre mi salud.
Yo sólo te la meteré muy rápido, dijo Jimmy, y después me cuentas historias.
Vale pero primero tienes que darme el dinero. No te preocupes, soy honrada.
Si no lo eres me volaré los sesos, rió Jimmy.
Ah, no hagas eso, dijo Peggy aburrida. Hay demasiada gente delante de ti. Tienes que ponerte a la cola para hacerlo.
[Traducción de Rafael Heredero]