Esto que escribo es para vos, hijita mía.. que llenás de luz cada instante de mi vida. Solo quiero decirte algunas cosas que nacen desde lo más profundo de mi ser y quiero compartirlas aquí..
Saber que estás en este mundo, el mismo que yo habito, me cambió para siempre, ya no soy la misma que era antes. Tu presencia (desde que supe de tu existencia) me engrandeció como mujer, me hizo despertar sensaciones inimaginables, me hizo nacer una cosquilla en el alma que desconocía hasta ahora...
Cada vez que te miro, que nos abrazamos, que me miras y me decís mamá, mi sangre comienza a fluir de otra forma, recorre velozmente cada milímetro de mi cuerpo, llenando cada vacío..
Cada vez que te miro dormida o despierta, doy gracias a la vida por haber llegado hasta aquí, por haberme enseñado que siempre hay una o varias razones para vivir y ser feliz...
Cada vez que estamos juntas, descubro algo nuevo de mí que no conocía.. me siento más mujer, más plena.
Cada vez que “nos miramos”, confirmo que había algo mágico preparado para mí.. no sé bien por qué..
No sé cómo será tu vida ni cómo será la mía.. solo sé que vos estás y que yo siempre estaré. Solo sé que ya nada puede hacerme dejar de sonreir porque vos estás ahí y eso me produce profunda felicidad...
Ya no soy la misma... tus latidos me cambiaron para siempre, tu carita es una imagen constante en mis pensamientos, tu corazón es el más tierno de esta tierra y de todos los lugares que puedan existir.
Tu pequeñez me estremece, me asombra... Tu voz me acaricia cada vez que la escucho, tus ojitos me llenan de paz.
Pienso muchas veces cómo seguirán tus días.. nuestros días. Cómo será la vida viéndote crecer.
A veces me pregunto.. ¿Por qué me tocó a mí la más dulce de las niñas? ¿Será un GRAN premio que he ganado por algo que desconozco? O será simplemente que dejo emanar mis sentimientos más íntimos... esos que solo son de mamá para vos… mi pequeña gran mujer.