Desde la publicación de los veintitrés elegidos para optar a este nuevo Balón de Oro que tienen a medias la FIFA y France Football mucho se ha hablado y escrito sobre merecedores y desmerecedores de tal galardón. Y parece que la cosa se reduce a dos nombres: Wesley Sneijder y Xavi Hernández (tengo poca fe en que Casillas lograre ganar el premio siendo portero).
Teniendo en cuenta la naturaleza del premio que no premia por un sólo torneo ni sirve para homenajear una trayectoria a de medio o corto plazo, si repasamos los méritos de los dos favoritos, Sneijder partiría con cierta ventaja: ganó el Scudetto, la Coppa, la Champions, la Supercoppa y fue finalista del Mundial, mientras que el centrocampista de Terrasa ganó la Liga y la Supercopa de España además de guíar a España en la consecución histórica del Mundial. La diferencia, como os comento, es ligera, pero para mí aquí es donde el jurado tiene que premiar otros valores.
En medio de un mundo tan competitivo como el fútbol profesional, se debe premiar los valores que representa el jugador del Barça y de la selección española: el canterano que triunfa en su club de siempre y en su equipo nacional con un fútbol vistoso y agradable para el espectador. Es mi preferencia y creo que la de muchas personas también, pero no sería ni injusto ni descabellado que se premiara al jugador que se supo reciclar después de una salida por la puerta de atrás del Bernabéu para triunfar de inmediato en un fútbol nuevo como lo fue el italiano.
El diez de enero, sabremos.