Siempre hedicho que para pelear se necesitan dos. Todos aquellos que estamos casadoshemos experimentado en algún momento de nuestro matrimonio alguna discusión enalgunos casos tal vez un poco fuerte y en otros no tanto. Pero todos aquellosque estamos casados lo hemos experimentado y el que diga que no, entonces es elprimer mentiroso de la lista, ya que aun cuando fue algo insignificante como elplanchado de una camisa, pero lo hemos tenido.
Ahora bien,¿Qué pasa cuando esas discusiones son airadas?, definitivamente la voluntad deDios es que nuestros matrimonios sean bendecidos y el gobernante sea El. Perohay momentos en los que a uno o a otro se le olvida todo eso, tal vez por el arrancónde enojo que tuvo y dijo palabras que luego se arrepentirá de haberlas dicho.
Cuando noscasamos lo hicimos porque amábamos a nuestra esposa, (eso espero) y queríamosvivir toda la vida con ella y formar una linda familia, lastimosamente muchoshombres hoy en día olvidan rápidamente el amor que un día tuvieron antes dellegar al matrimonio. Hay hombres que golpean a sus esposas, otros que lasinsultan y otros que aunque con palabras tal vez no tan exaltadas, pero quedejan un dolor muy grande en las vidas de sus esposas.
Perotambién está la contraparte, aquellas mujeres que no les gusta sujetarse a suesposo, aquellas mujeres que no les gusta quedarse calladas y que responden acada cosa que su esposo les dice. Esta clase de mujer no está atendiendo a laPalabra de Dios que habla acerca de estar sujeta a su esposo.
A mí megusta ser justo y lo más justo sería que cada uno pudiera sujetarse al otro,¿Por qué la palabra de Dios dice: “someteos unos a otros”?, simple, porque noshabla que para estar en armonía cada uno tiene que dar su brazo a torcer.
Lastimosamentehay matrimonios que los dos luchan por tener la razón y no les gusta perder,esta clase de actitudes hacen que hayan peleas frecuentes, discusiones airadasy hasta futuros divorcios.
Dios quiereque entendamos que la mejor forma de llevar un matrimonio que agrade a Dios essometerse el uno al otro. Que la esposa no trate de discutir por cosasinsignificantes o temas que no tienen importancia y que el esposo sepa que comocabeza de hogar debe de tratar a su mujer como a vaso frágil. Si las dos partesentendieran el rol que Dios quieren que lleven en un matrimonio evitaríanmuchas discusiones que lejos de bendecidlos están causándoles daños emocionalesy hasta espirituales.Para pelear se necesitan dos, ¿Estas tu en ladisponibilidad de pelear o de agradar a Dios?, tú eliges.