Sin embargo, debemos preguntarnos si esa medida puede ser la solución a los problemas que tiene el país. Las medidas de política económica que se designarían desde la Unión Europea ya están en marcha, de hecho. El Gobierno español no ha tenido más remedio que plegarse a los designios de Bruselas y empezar a aplicarlas. Si Mariano Rajoy no hubiera abdicado de su programa electoral en materia económica y se hubiera negado a seguir los dictados de la troika… pero no es el caso. Las recetas de la UE, del BCE y del FMI ya están en marcha.
Con lo cual, una intervención formal, en toda regla, ¿ayudaría a España a reducir su nivel de desempleo en los próximos años? ¿Se lograría un rápido aumento de los ingresos fiscales o una mayor creación de empresas? ¿se conseguiría aumentar los niveles de inversión extranjera o retornarían los capitales que han marchado? O la gran pregunta, ¿se reduciría sustancialmente la prima de riesgo?
Si vemos lo que está sucediendo en aquellos países que han sido intervenidos, no parece que ese sea el escenario al que nos encaminemos. Sin hablar de Grecia donde las datos macroeconómicos son un verdadero desastre (la prima de riesgo está en 2.333 puntos básicos), miremos por ejemplo, al vecino Portugal.
En abril de 2011 fue intervenido. Hoy el IVA es del 23%. La semana pasada su prima de riesgo cerró en los 910 puntos básicos mientras el desempleo superó el 15% (36,4% entre los jóvenes), el doble que en 2008 y 2,3 puntos porcentuales más que en el momento de la intervención. Un año después de esa fecha su economía sigue en estado crítico con una recesión que este año rondará el 3%. No se ha reducido el déficit y la deuda aumenta. Las previsiones es que a finales de 2013 esta última se sitúe en el 118% de su PIB cuando en el momento de la intervención era del 107%.
Las estadísticas de Irlanda son similares, con un paro rozando el 15% y el desempleo de los varones menores de 25 años en el 34,9% con datos de mayo. Su prima de riesgo superó hace unos días los 500 puntos y mantiene el déficit público más alto de la zona euro (9,4% en 2011 y espera cerrar 2012 en el 8,4%).
En ese contexto, ¿puede esperar España que suceda algo muy diferente con la aplicación de las mismas recetas? La creación de empleo es uno de los últimos factores cuando llega la recuperación. La previsión es que con las recetas de la troika el paro siga aumentando en los próximos años. Un escenario que el país no se puede permitir.
Ante el panorama español de alto desempleo y crecimiento nulo o anémico durante esta década se deberían explorar otros caminos. La consolidación fiscal debe seguir pero con una velocidad menor e ir acompañada de estímulos al crecimiento.
Que el banco central debe apoyar aportando mayores niveles de liquidez al sistema. Siendo importante la inflación, lo urgente es la recuperación económica. Y es que de las grandes crisis siempre se ha salido generando inflación. Con la máquina en marcha, ya nos preocuparemos del incremento de precios cuando familias y empresas estén en disposición de gastar en exceso.
En respuesta a la pregunta inicial, parece claro que la solución europea anticrisis no funciona. Y la fórmula aplicada en los países intervenidos no es la medicina que España necesita.