La cultura consiste en hacer que dos o más palabras, y otros conjuntos de palabras, vayan asociados en el pensamiento de tal manera que no se puedan separar en el mundo, o, de otra manera, que todo aquel que pertenezca a una cultura concreta crea que no se pueden separar determinadas palabras o grupos de palabras en relación con el mundo.
Educar (lo que se conoce como transmisión cultural), dentro de este grupo cultural concreto, quiere decir inculcar a los pequeños la idea de que estas palabras no se han de separar nunca, que sólo es posible pensarlas así, como se les ha dicho, para que de adultos sigan creyendo tal cosa y la transmitan así a sus descendientes.
Por eso la filosofía puede ser una herramienta de des-educación, porque enseña que las palabras pueden separarse en el mundo si pueden separarse en el pensamiento (principio de individuación). Enseñar a pensar consiste, básicamente, en enseñar a separar las palabras que nos han dicho que van unidas de una determinada manera, para librarnos de ese lastre, el lastre de las palabras en nuestra mente que no nos deja ver el mundo de otra manera.