¿Para qué soñamos?

Publicado el 16 julio 2019 por Carlosgu82

Es fácil soñar, todos lo hemos hecho. Pero no es tan simple sostener y cumplir esos sueños.

Se han preguntado alguna vez, ¿a qué se debe nuestra capacidad de soñar? porque ninguno de nosotros  “aprendimos” nunca cómo tener sueños. Quizá aprendimos otras cosas que pueden parecer lo mismo, como por ejemplo la capacidad de establecerse una meta y después trazar un plan de acción para llegar hasta allí. SI ponemos atención, veremos que muchas veces las metas y propósitos responden a una necesidad en nuestras vidas. Por ejemplo, tener la meta de estudiar un carrera determinada y luego titularse y todo lo que siga. Esto puede ser porque ocupamos trabajar en algo que nos provea suficiente para vivir bien y formar parte de la sociedad.

 Pero no es así cuando se trata de un sueño. Al menos yo lo distingo de ese modo, un sueño no responde a una necesidad tan específica como lo es el trabajo y el sustento. El sueño es más un obsequio, una semilla. Algo que poseemos y que tenemos la opción de plantar, cuidar y después admirar su belleza. Cuando los sueños no se cumplen nuestra supervivencia nunca va a estar amenazada, se puede seguir viviendo simplemente. Pero he observado una gran diferencia entre las personas que respetan y mantienen con vida sus sueños y las que no. Aquellos que ya no sueñan van cambiando, poco a poco, se van apagando, se van volviendo apáticos y desinteresados de la vida y de todo aquello que le da sabor a ésta. Son esas personas que todos conocemos, que parecen vivir eternamente aburridos y nunca nada los satisface por mucho tiempo. Quizás conoces o has conocido a alguien así. O quizás tú mismo o tú misma estés convirtiéndote en alguien así. Yo no pretendo convencer a nadie de nada, ni tampoco quiero separar al mundo en dos grupos de personas. Simplemente quiero que observen un instante, que se hagan una pregunta difícil. Yo me la he planteado algunas veces, y les puedo asegurar que si la hacen con honestidad, no los puede dejar en el mismo sitio en donde los encontró: No se preocupen, nadie va a saber qué han respondido.

 Aquí está la pregunta: Imagínense que han llegado al final de su vida, y yacen en su lecho sabiendo que sólo les quedan unos instantes para finalizar su camino. No importa mucho la edad, no piensen en eso porque no es importante. Tan solo imaginen que su camino, bien o mal ha llegado a su fin. Imagínense por un momento y pregúntense mirando atrás en su vida: Qué momentos les vendrían a la memoria con mayor intensidad. Qué personas, qué lugares, incluso qué animales (porque me consta que el amor por un animal no es menos real ni divino).

 Básicamente, ¿qué es lo que ha hecho que esta vida valga la pena? Quizá noten que son aquellos momentos en que sintieron más dicha, más alegría y vivacidad. O que tuvieron la sensación de estar viviendo de verdad, y que todo tenía sentido aunque fuese por un instante. No se preocupen si las respuestas son diferentes a las que ahora consideran los éxitos de su vida, no están bien ni mal, sencillamente son diferentes.

Y aquí está la razón por la que soñamos, según mi observación. Desde luego, tener metas está muy bien y cumplirlas es aún mejor. Pero son los sueños que no están atados a ninguna necesidad más que la de expresar la vida en sí, los que nos otorgan ese sentimiento de ser algo más grande, algo infinito en una forma finita, algo verdadero. Así que los invito a seguir soñando más grande y más frecuente, y también a respetar todos esos sueños que ya poseen aunque no se hayan cumplido. Para todos aquellos que anhelamos sentir la vida en su expresión más grandiosa, éste es un camino, uno de muchos.

Recuerden que ésta es tan sólo mi opinión y mi experiencia. Si les agrada compartan, y si no sigan su camino.

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Gracias por leerme