Para sanar lo cotidiano

Por Adelpor

Encontramos motivaciones abundantes para el disgusto al paso de las horas y los días, la estupidez humana en el discurso del tiempo, en todos los espacios del "uno mismo", dentro y fuera... Y aquello se acumula en la arquitectura terrible del pensamiento, de la memoria, y hace daño. Pero la vida es inteligente (nosotros no) y se deja ver en las miradas sencillas, si conseguimos atisbar la lucidez que hemos enterrado bajo toneladas de artificio. Para sanar lo cotidiano hay que aprender a mirar de nuevo, como niños.