Leer | Colosenses 3.1, 2 | Ayer vimos que Romanos 12 nos exhorta a no pensar como el mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Eso puede parecer difícil, pero es posible por medio de Cristo (Fil 4.13). He aquí algunos consejos prácticos:
• Reconozca su capacidad de tener pensamientos buenos (1 Co 2.16). Si usted puso su fe en Cristo como su Salvador, el Espíritu Santo vive dentro de usted. Por tanto, Él que es santo y puro, le ayuda a tener pensamientos santos y puros.
• Busque las cosas espirituales (Col 3.1, 2). Cuando se ejercita un músculo, éste se vuelve más fuerte. Asimismo, leer la Biblia proporciona sustento a su mente, de manera que si después ejercita lo leído, mediante el estudio y la meditación, su manera de pensar se volverá más cristocéntrica.
• Examine cuidadosamente sus pensamientos por medio de la Palabra y la voluntad de Dios (2 Co 10.5). Muchas veces actuamos de manera impulsiva sin tomar en cuenta las enseñanzas del Señor o sus propósitos. La lectura y obediencia a la Palabra de Dios, y la confianza en la guía del Espíritu Santo, nos ayuda a evitar muchas aflicciones.
• Decida rechazar ciertos pensamientos (Sal 101.2, 3). Los pensamientos nocivos están entre los “dardos de fuego del maligno” (Ef 6.16). Puede que no seamos responsables de que esos pensamientos aparezcan de repente en nuestra cabeza, pero sí de nuestra respuesta a ellos. Si en algún momento usted se detiene a recrearse con ideas malsanas, pídale a Dios que redirija sus pensamientos. Luego, dele gracias porque Jesucristo compró su perdón en el Calvario.
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