Los sindicatos, Gaspar Llamazares, portavoz parlamentario de Izquierda Unida, y sus nuevos satélites, los irritados del 15M, protestan contra la enmienda constitucional que reducirá el endeudamiento de las administraciones públicas, porque hará de España “el paraíso para los empresarios".
Pues ya era hora de que lo fuera, hombre.
Por lógica, quien crea riqueza con la inversión y el empleo es el empresario. Y si tiene un paraíso crediticio a su alcance creará más empleo y más riqueza. Elemental, querido Watson.
Para ello el Estado no debe endeudarse. El crédito, para los empresarios, para que inviertan creando empresas.
Siempre, bajo regulaciones para que no ponga niños mineros, como la Inglaterra del XIX, o como la actual China, comunista como Llamazares y los 15M más activos y visibles.
Debe evitarse que Jiménez, antes Moratinos, Pajín, Bibiana Aído y demás flamenqueo oficial llenen aviones de saraos para predicar mundo adelante el Domund festivalero de la alianza de civilizaciones zapaterista, como hicieron durante años.
Hay que impedir que los gobiernos autónomos instalen millares de funcionarios familiares, amigos y del partido-sindicato, que los sindicalistas vivan en cruceros o en El Bulli, que se inventen embajadas en París, editen gigantescas cantidades libros catalán-swahili, o llenen aviones con misiones culturales a ciudades exóticas para que los periodistas de ambos sexos alaben a los pagadores y al placentero indigeneo.
El desbarajuste de la deuda, estatal o de cualquier institución pública, con alcaldes pedáneos de 200 habitantes, coche oficial y chófer, sólo acaba con el drástico recorte que ha impuesto Europa, en especial Merkel, cansada de pagar nuestros vicios.
“España dona más que Alemania al tercer mundo”, presumía Z. hace sólo dos años. Claro: quien donaba era Merkel a la España zapaterista de tócame roque, que terminó sin socialismo e intervenida.
Los impuestos, los mínimos imprescindibles, para un Estado no parásito. El crédito, para las empresas.
---------
SALAS