El resto de países debería condenar a estos enclaves de delincuentes con corbata al ostracismo y la autarquía hasta terminar con ellos, y el hecho de que no se haya hecho hace tiempo sólo puede obedecer a que muchos de quienes tienen el poder en sus manos disfrutan también de una cuenta numerada, no lo duden.
El resto de países debería condenar a estos enclaves de delincuentes con corbata al ostracismo y la autarquía hasta terminar con ellos, y el hecho de que no se haya hecho hace tiempo sólo puede obedecer a que muchos de quienes tienen el poder en sus manos disfrutan también de una cuenta numerada, no lo duden.