“El lector nunca está solo”. Me gustó esta frase de Carlos Yushimito que me encontré hoy por casualidad en este artículo. Es una forma de decir que, contrariamente a lo que muchos piensan, la lectura no es una actividad solitaria, ya que te conecta con un mundo de autores de todas las épocas, sociedades y características dentro de la gran variedad de la experiencia humana. Por no hablar de la capacidad de conocer a otros seres que salen de la imaginación de estos escritores y que, a veces, nos pueden parecer más reales que nuestro vecino del quinto, como le pasaba al pobre Don Quijote. Y es que, como bien dice George R.R. Martin por boca de uno de los personajes de Juego de Tronos: “un lector vive mil vidas antes de morir, aquél que no lee solo vive una”.
¿Y qué pasa con los lectores? Pues desde luego, si visitasteis la feria del libro de este año en su primer fin de semana, os sentiríais de todo menos solos. Y es que había tanta gente que casi no se podía parar a mirar libros. Por suerte para muchos (entre los cuáles no me encuentro), existían otras alternativas: hacerse la foto con el famosete de turno o esquivar las largas colas de gente arremolinándose ante el cantante/youtuber/cocinero/político etc. de turno.
Arriba: la primera feria del libro celebrada en el Paseo de Recoletos en 1933
Abajo: la feria del libro hace unos días en el Retiro
Y por eso es que este año no he buscado firmas, porque la verdad es que no había ninguna que me apeteciera especialmente y viendo las colas, pues menos todavía.
Hay una cosa que no falla y la cuento aún a riesgo de que me consideréis un pedante y un listo: cuánto menos gente había en una caseta mirando, más interesantes me parecían los libros.
Y es que me gustan especialmente las editoriales pequeñas, especializadas, de libros que se salen de la lista de éxitos y que, por eso mismo, me cuesta mucho encontrar a lo largo del año en mi ciudad.
“Todo iba a salir mal y nos parecía estupendo”
Este año venía con hambre de crónica periodística, de ésa que sirven tan bien en Libros del KO, una pequeña (y audaz, diría yo) editorial formada por un grupo de tres experiodistas que se reconvirtieron en editores. Y cuya intención era (es) publicar periodismo en forma de libro: reportajes sin límite de espacio, en los que es tan importante el cómo se cuentan las cosas que las cosas que se cuentan. Ellos mismos pensaban que la empresa era un suicidio, pero que aún así, "sería estupendo hacerlo". La verdad es que cuatro años después de nacer no les ha ido tan mal, poniendo en entredicho a aquellos que creen que el Periodismo de largo alcance es algo de otra época y que la gente ya solo lee titulares. Entre recomendaciones y la lista que yo me había preparado viendo su interesantísimo catálogo, me decidí por estos tres:
Mis tesoooooros...
La escritura transparente: un heterodoxo manual de escritura para periodistas, y para las personas que quieren mejorar su caacidad para contar historias por escrito. El autor es William Lyon, quien después de trabajar como corresponsal americano en nuestro país ha sido periodista en El Pais, El Sol, etc. Además de ser un manual muy práctico se lee con deleite ya que está trufado de deliciosas anécdotas provenientes de sus muchos años de experiencia en la profesión.A Moscú sin Kalashnikov, de Daniel Utrilla, corresponsal de El Mundo en Rusia, cuenta 11 años de experiencia en ése país, y es un relato medio autobiográfico medio periodístico, lleno de escenarios y personajes fascinantes.Novato en nota roja: el reportero Alberto Arce nos habla de su experiencia como único corresponsal extranjero en Honduras entre 2012-14, viviendo en uno de los lugares más conflictivos de Centroamérica.La verdad es que me podía haber llevado doce más, pero hasta yo sé que hay que poner un límite a mi ambición lectora. De todos modos ya caerán, ya.
¿Quién fue Rosa Parks?
Arriba: Rosa Parks sentada en el autobús donde no quiso levantarse. Abajo: Obama en el mismo asiento