Parejas complejas, 7

Publicado el 19 noviembre 2012 por Angeles

Qué bellos momentos de confusión y perplejidad nos proporcionan las palabras cuando se asocian entre sí para desconcertarnos y alborotarnos el entendimiento.Qué sutileza la de esos vocablos que, con solo cambiar una sílaba por otra; con solo cambiar de sitio una letra, o añadir un espacio entre ellas, ya se transforman en otro concepto distinto y nos dejan a la altura del betún a poco que nos descuidemos.
Qué fácil es confundir esfinge con efigie; cómo distinguir el liderato del liderazgo; en qué se diferencia la apertura de la abertura, y la abertura de la oberturaY qué cuidado hemos de tener para no disecar lo que hemos de desecar y para no guarnecer lo que hemos de guarecer.
Pues bien, algunos hay que no parecen conscientes de esa posibilidad de confusión y se lanzan alegremente a utilizar en público algunas de estas palabras díscolas, cuando no malévolas, que siempre andan al acecho para pillarnos desprevenidos.
Por ejemplo, hace unas semanas, en un programa de Antena 3 en el que comentaban la actualidad política, apareció en pantalla un rótulo que refería las palabras de un ministro y que rezaba: “Hay que despejar las dudas entorno al euro”.Efectivamente, ese entorno debiera haber sido en torno:
en torno: alrededor deentorno: ambiente, lo que rodea
Pero no debemos dejarnos intimidar por la dificultad de algunas palabras, ni siquiera cuando  intimidar se asocia con  intimar:
intimar: exigir con autoridad o fuerza el cumplimiento de algo; estrechar la amistad con alguien.intimidar: causar o infundir miedo; sentir miedo.
Aunque, según y cómo, nos pueden intimar e intimidar al mismo tiempo, ojo. E incluso nos puede intimidar la idea de intimar con alguien.
A algunos habría que intimarlos a que usaran el diccionario de vez en cuando, a ver si así dejaban de decir contornearse en vez de contonearse, que es lo que ocurre, por ejemplo, aquí:  “La mujer echó a andar, contorneándose con coquetería…” aquí: “… contorneándose todo lo que le permite su cuerpo, incluso bailando…”
contonearse: Hacer al andar movimientos afectados con los hombros y caderas.contornear: Dar vueltas alrededor o en contorno de un sitio; perfilar, hacer los contornos de una figura.
Y a propósito de dar vueltas, una vez, haciendo zapping, di con una película en la que unos jóvenes montaraces se aventuraban por una zona agreste y forestal. Pulsé ese botón del mando a distancia que permite ver en la pantalla los títulos de los programas, y según la información que apareció, la película era La cima del terror. Como supuse que los personajes habrían de subir a un monte en cuya cima, poralguna ignota razón, pasarían mucho miedo, me quedé a ver… Y resultó que el miedo lo pasaban, sí, pero no en una cima, sino en una sima, que viene a ser justo lo contrario:
cima: punto más alto de los montes, cerros y collados.sima: cavidad grande y muy profunda en la tierra.  

 
Parece mentira que algo tan simple como ponerle a una palabra una c en vez de una s tenga tanta trascendencia. Pero así es, porque si confundir cima con sima está feo, imagínense confundir asesinar con acecinar:
asesinar: matar a alguien con premeditación y alevosíaacecinar: salar la carnes y ponerlas al aire para que se conserven.
Y es que podría decirse que en algunas ocasiones, utilizar las palabras correctamente es cuestión de vida o muerte.


¿Diccionarios? No: ¡es una tarta!



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