Una de las cosas que más me han gustado siempre de esta película, entre muchas otras, es la relación de Malcolm (Bruce Willis) y Cole (un impresionante Haley Joel Osmen
El secreto de Cole es que ve muertos. El de Malcolm, que está muerto. Los dos secretos solo los conoce Cole. Los dos tienen un problema: Malcolm está muerto y no lo sabe, y no puede comunicarse con su mujer; Cole vive asustado sin saber qué hacer, no tiene amigos en el colegio, echa de menos a su padre y su madre está preocupada por él. Básicamente, los dos necesitan ayuda. Necesitan encontrar alguien que les comprenda. Y se encuentran el uno al otro.
Claro, no es inmediata la conexión. La evolución de la relación que tienen ambos me encanta. Malcolm cree que Cole es un niño más con problemas al que ayudar por trabajo. Cole no confía en él. Pero Malcolm continúa yendo a visitarle. Aunque Cole continúa rechazándole, poco a poco, empieza a creer que tal vez Malcolm pueda ayudarle. Es cuando decide contarle su secreto. Secreto que Malcolm no cree en un principio. Pero Cole necesita que Malcolm crea en él:
Mi frase favorita de la película. Nunca la olvido. Cole se la dice a Malcolm, sabiendo que este no se ha creído que vea muertos. Y esa es la clave. Malcolm debe de creer en él para ayudarle, si no, nunca podrá hacerlo. Y Malcolm acaba creyendo.
Es aquí cuando su relación se vuelve más profunda. Malcolm cree en Cole, y juntos intentan encontrar una solución al problema. Pero no solo eso: la confianza que tienen el uno en el otro se hace muy fuerte. Malcolm empieza a contarle sus propios problemas a Cole. Cole sabe que no puede decirle que está muerto. Es algo que Malcolm debe descubrir por sí solo, con pistas que Cole le va dando. Además, debe ayudarle para que logre hablar con su mujer.
Simplemente, se trata de dos desconocidos que se encuentran. Y, de forma inesperada, resultan ser lo que necesitaban en
En fin, siempre me encantó la amistad efímera de estos dos personajes. Uno de los muchos motivos para ver El sexto sentido. Grande Shyamalan.