Al pensar en la sección, la primera que se me vino a la cabeza fue la que han formado tantas veces Woody Allen y Diane Keaton, y la verdad, es la pareja perfecta para empezar esta sección. O tal vez no, pero yo los adoro, y como es mi blog, viva la democracia.
Woody Allen y Diane Keaton, en pantalla, forman la pareja imperfecta que a mí me parece perfecta. La verdad es que son un contraste. Está Woody, con sus histerias, su carácter hipocondríaco y todas esas cosas que forman su personalidad y lo hacen, para mí, tan graciosamente adorable e interesante. Tan pequeñito, tan delgadito, en su primera época con un pelo imposible, sus gafas grandes. Woody Allen, sencillamente. Y está Diane Keaton. Elegante, una preciosidad de mujer.
Además, después de Manhattan, volvieron a trabajar juntos en Misterioso asesinato en Manhattan, en el año 93, tras años y años separados, sentimental y cinematográficamente. Y ahí está, siguen teniendo la misma química, sigo viéndolos como el complemento perfecto el uno del otro. Woody, el hombrecito que mejor queda al lado de Diane Keaton (y eso que a Diane la he visto al lado de Michael Corleone/Al Pacino, y Al Pacino Corleone tiene tela), y Diane Keaton la mujer para compartir todas las excentricidades y que mejor va a comprenderlo, al fin y al cabo. Solo hay que ver Love and death, no creo que hubiera nadie mejor que ella para participar en ese universo tan Woody que se crea en esa película.
Aunque se dejen, vuelvan, cometan infidelidades, a pesar de sus excentridades, de sus discusiones, de sus incompatibilidades...a pesar de todo, son como un matrimonio eterno, que, al menos en la pantalla, no puede romperse y por mucho que tomen caminos separados o inicien nuevas relaciones, algo les una. Y que te dé la sensación que ninguna de las personas de las que encuentren, va a igualar a Woody o a Diane Keaton.
Por supuesto, hay que nombrar Annie Hall. Annie es el apodo de Diane Keaton. Hall, su verdadero apellido. Con eso lo digo todo. La película es autobiográfica en cuanto a la relación de ambos. Me encanta. Me encantan.
Y, no puedo no dedicarle esta entrada hoy a cierta persona, que sé que también los adora. ¡Felicidades!