Paren el mundo (y 2)

Publicado el 15 mayo 2010 por Javiermadrazo

Huelga General

El pasado mes de enero publicaba en este mismo blog un post titulado “Paren el mundo que me bajo”. Esta frase, pronunciada en su día por Groucho Marx, reflejaba entonces mi estado de ánimo y hoy me siento exactamente igual.  En aquel momento, pensaba en unas declaraciones de Berlusconi, afirmando que “si hay menos inmigrantes, habrá menos criminales”, y en otras pronunciadas por Zapatero, asegurando en el Foro de Davos que el Banco Santander es “un modelo a seguir y un gran ejemplo para Europa”.

 Creí que había llegado al límite de mi capacidad de asombro e indignación, pero es obvio que estaba equivocado. Ayer mismo, el Consejo General del Poder Judicial acordaba por unanimidad suspender a Baltasar Garzón de sus funciones en la Audiencia Nacional, y su futuro parece ahora sentenciado de antemano. La extrema derecha se ha impuesto, una vez más, y el juez está a punto de sentarse en el banquillo de los acusados por haber intentado investigar las desapariciones forzosas durante el franquismo.

No deja de ser curioso que para una vez que coincido con Baltasar Garzón, el Tribunal Supremo actúe contra él, acusándole de prevaricación. En ocasiones, me da la impresión de que navego a contracorriente.  Es necesario poner punto final a la impunidad que todavía hoy ampara y legitima los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el franquismo, y entiendo que ha llegado la hora de que el PSOE y el Gobierno Zapatero modifiquen la ley de amnistía de 1977, contraria al derecho internacional y a los mandatos de Naciones Unidas. 

De la Vega dijo ayer, lavándose las manos como Pilatos, que el Ejecutivo sólo puede “respetar” en este caso las decisiones de los Tribunales. Pues bien, la vicepresidenta del Gobierno mintió. Su gabinete puede y debe hacer mucho más; basta con tener voluntad. La consecución de justicia, verdad y reparación para las víctimas de la dictadura es también competencia suya y cuenta con instrumentos para cumplir con la historia y recuperar la dignidad de tantas personas represaliadas, exiliadas y asesinadas, cuya memoria merece respeto y consideración.

Sin embargo, no es éste el único tema que me quita el sueño; los sindicatos españoles y vascos han convocado sendas jornadas de huelga en el sector público para denunciar la rebaja salarial del 5 por ciento de media a funcionarias y funcionarios. ELA y LAB saldrán a la calle el 25 de mayo, y CC.OO y UGT lo harán el 2 de junio. Sus razones tendrán, no lo dudo, pero esta vez se han equivocado. La ciudadanía no entiende una movilización centrada  en un único colectivo cuando el tijeretazo de Zapatero afecta al conjunto de la ciudadanía, con la excepción de la banca, la patronal y las grandes fortunas.  

No creo que la sociedad avale una huelga limitada al sector público, básicamente porque las personas castigadas por el PSOE son todas las trabajadoras y trabajadores, pensionistas, gentes desempleadas,… Esta decisión sólo generará división cuando lo que necesitamos es unidad. A mi juicio, la respuesta al Gobierno Zapatero tiene que ser la huelga general y la movilización ciudadana masiva. Soy funcionario en un instituto de Bilbao y me consta que somos muchas las personas que queremos dar la cara por nuestros derechos, pero también por los de los demás; al fin y al cabo, tenemos empleo y casi cinco millones de personas carecen de él. Viajamos en el mismo barco y es lógico que si hay un motín contra el capitán porque lleva la nave a pique todas y todos, sin fisuras, participemos en la rebelión.