París (Cédric Klapisch, 2.008)

Publicado el 20 mayo 2011 por Rugoleor @rugoleor

París (Cédric Kaplisch, 2.008)

S/C

Estadísticas:

Crítica: 5,961 Público: 5,748 España: S/C Rugoleor: S/C

Espectadores: 39.188 Recaudación: 233.767,29 € Visitas: 0 Popularidad: 0,00%

Ficha:

Título original: París

Director: Cédric Klapisch

Guionista: Cédric Klapisch

Intérpretes: Juliette Binoche, Romain Duris, Fabrice Luchini, Albert Dupontel, François Cluzet, Karin Viard, Gilles Lellouche, Mélanie Laurent, Zinedine Soualem

Productor: Bruno Levy

Fotografía: Christophe Beaucarne

Música: Robert Burke, Loïc Dury, Christophe Minck

Montaje: Francine Sandberg

Nacionalidad: Francia

Año: 2.008

Duración: 131 minutos

Edad: 7 años

Género: Comedia, Drama, Romántica

Distribuidora: Vértigo Films, S. L.

Estreno: 09-10-2.009

WEB Oficial: http://www.vertigofilms.es/catalogo-peliculas/p/paris.html

Sinopsis:

Esta es la historia de un parisino enfermo que, creyendo que podría morir, empezará a ver a la gente con la que se encuentra de una forma nueva y distinta. Imaginar su muerte le da de repente un nuevo significado a su vida, a la vida de otras personas e, incluso, a la vida de toda la ciudad. Vendedores de fruta y verdura, una mujer que regenta una panadería, un trabajador social, una bailarina, un arquitecto, un sin techo, un profesor de universidad, una modelo, un inmigrante ilegal de Camerún… Todas estas personas tan diferentes se unen en esta ciudad y en esta película. Se podría pensar que estas personas no tienen nada de especial, pero para cada uno de ellos su vida es única. Se podría pensar que sus problemas no importan, pero para ellos son las cosas más importantes del mundo.

Comentario:

Tras haber conocido el éxito con “Una casa de locos (2.002)”, aquella comedia sobre estudiantes de ERASMUS en Barcelona, Klapisch prueba suerte con la capital del amor, una ciudad en la que su actor fetiche (Romain Duris) está a punto de morir. Decide entonces que tiene que fijarse en su entorno, y sobre todo en la gente que vive con él. El drama de una persona servirá así de pretexto para una gran película coral con reparto estelar, de Juliette Binoche a Mélanie Laurent.

Crítica:

12.10.2009 – ANTON MERIKAETXEBARRIA

Corazones rotos

Los exquisitos tonos gris perla de la Ciudad de la Luz prestan realce a “París”, película y título de regusto inequívocamente francés, centrada en los avatares que rodean la vida de un bailarín, necesitado con toda urgencia de un trasplante de corazón. A partir de ahí, toda una serie de parisinos se cruzan en su vida -jóvenes y viejos, simpáticos y antipáticos, guapos y feos, inteligentes e idiotas-, lo cual da pie a toda una serie de situaciones -dramáticas, humorísticas, agridulces y caricaturescas-, en las que hay un poco de todo. Pero el problema de un filme como éste es que no transmite esas emociones con la exigible veracidad, a pesar de los esfuerzos de su máximo responsable, el esta vez poco inspirado Cédric Klapisch (“Como en las mejores familias”), por rendir creíbles los comportamientos de todos ellos.

Así que esa incomparable urbe, con sus avenidas y ‘faubourgs’, sus fastuosas plazas y rincones recoletos, sus suntuosos monumentos y puentes sobre el río Sena, sirve de marco a una historia que no cunde en el ánimo, ni del ‘flaneur’ ni del espectador, por mucho que un reparto bien conjuntado -con la oscarizada Juliette Binoche (“El paciente inglés”) al frente- intente transmitirnos sentimientos a flor de piel, emociones contrapuestas, amores fugitivos.

Porque a la película le falta genio y fantasía a la hora de plasmar las distintas anécdotas, presididas por una levedad que casa mal con la dramática deriva que toma el filme, sin el rastro poético, la belleza y la virulencia crítica de joyas al estilo de: “Casque d’or, (Jacques Becker, 1.951)”, “French Can Can (Jean Renoir, 1.954)”, o “Paris nous aparttient (Jacques Rivette, 1.960)”. Además, el guión parece de manual, imbricando sobre el eje del personaje protagonista pequeños sucesos que no tienen relevancia con el resto de la trama, que no supera, en fin, la mera discreción. Así que este París -y ya sabemos que la capital de Francia hace los franceses- no pasaría la prueba del nueve, lo que demuestra que se trata de un producto sin ‘charme’.