Las palabras no siempre son necesarias, y aunque muchos de nosotros queramos saltar a decir algo, existen ciertos momentos en los que es mejor quedarse callado y echar un vistazo alrededor, ahí, es cuando más caemos en cuenta de las cosas.
Por contado digo que muchas veces las palabras no son necesarias ya que la comunicación no verbal es una herramienta muy poderosa, cada vez más.
“Las calles desiertas de un París moderno nos dejan muestras de grandes obras de arte a nuestro paso de turistas desenfrenados. Las pinturas, los dibujos, las imágenes, las esculturas e incluso los escritos no están allí por casualidad, alguien decidió que lo que hacía era bueno para él mismo y, ¿qué otra opinión necesita para enseñar su arte?, exactamente, ninguna.
Nos hacen pensar que si no recibimos una aprobación exquisita de alguien supuestamente más experto que nosotros no valemos nada y por tanto no debemos intentarlo. Por favor no, no caigáis en ese círculo vicioso social de aprobación. Si te compras una cámara, haces una foto y te parece bonita y quieres publicarla o pintarla en tu frente, adelante. Es tuyo, es tu creación, nadie debería decirte qué hacer con lo que tienes en la mente. Nos abstenemos de mencionar ciertas figuras de la historia que quizá debieron replantearse la evaluación psicológica. Pero mientras tu forma de expresarte no dañe o perjudique a otros eres tan libre como yo de aburrir a alguien con mis palabras, en vuestro caso cualquiera sea tu expresión del alma.