Es inevitable hablar de París y no pensar en el cine. El 7 de octubre sale a al venta REGÁLAME PARÍS (Versátil Ediciones), mi nueva comedia romántica. Conoceréis entonces a Patrick Gilbert, el hombre que quiso filmar París a través de los ojos de Yolanda, una española recién llegada y llena de curiosidad por descubrir una ciudad que enamora a la cámara y con la que ella lleva una vida soñando a fuerza de recuerdos prestados.
Siempre he pensado que no existe oficio más romántico que el de los hombres del cine: productores, exhibidores, directores, scripts, artistas, guionistas... "El secreto de las películas es que son una ilusión" (Georges Lucas). Gracias a esos locos aventureros, durante un par de horas y en la oscuridad de una sala, somos capaces de soñar que todo es posible.
El cine empezó en Francia, con los hermanos Lumiére en 1895 cuando exhibieron ante un público incrédulo "La salida de los obreros" en una fábrica de Lyon. Y a la vez en Estados Unidos con Edison y su kinetoscopio, ambos ejemplos pioneros del documental.
Pero fue Georges Méliès, ilusionista parisino y constructor de juguetes, el auténtico creador del espectáculo cinematográfico, además de pionero de las películas de terror y creador del cine de animación. Él fue quien añadió al nuevo arte los efectos especiales, el truco, el guión, la imaginación... la magia del cine, en definitiva. Compró el teatro Robert-Houdin en el nº 8 del Boulevard de los Italianos, donde mostró al mundo sus películas.
Como suele pasar, murió arruinado, sin cobrar derechos por su obra y acabó sus días casado con una de sus actrices, al frente de un puestecillo de golosinas y juguetes cerca de la estación de Montparnase. Hoy reposa en Pére Lachaise, cementerio muy presente también en REGÁLAME PARÍS.
En homenaje a todos esos soñadores como Patrick Gilbert, que durante más de un siglo nos han regalado risas, lágrimas, emociones y recuerdos inolvidables, cada capítulo de REGÁLAME PARÍS lleva el título de una película, que he resumido en este vídeo. ¡Pasen y vean!