No lo veo, no lo veo. Mira que lo intento, mira que soy carne de cañón para el famoso FOMO (Fear Of Missing Out), ese mal tan de nuestros días que nos obliga a escuchar con urgencia todo aquello que desde múltiples lados nos recomiendan, pero por más que lo intento con “Ignorance“, el laureadísimo trabajo que ha publicado The Weather Station en este 2021, no veo esa obra cumbre del milenio que debería estar viendo. Supongo que gran parte del problema proviene de la voz (modosita) de Tamara Lindeman, y el resultado es en cierto modo injusto con los canadienses: por muy bien que estén, no dejo de comparar esas canciones con las que escucho en mi cabeza en la voz flotante de Weyes Blood, o qué decir de lo bien que les sentaría la cremosidad de una Natalie Prass producida por el genial Matthew E. White. El toque jazzy está bien, pero acabo por echar en falta algo de pegada, algo que excite mis oídos, algún detalle que me obesione, joder, que se supone que este es el disco de 2021. Y por mucho que me esfuerzo y lo escucho, no voy mucho más allá de esos exquisitos (lo son, eso está fuera de toda duda) patrones tan “Tango In The Night” y esa producción tan cuidada. Escucho el disco con auriculares, concentrado, las luces bajas para no perder detalle y no deja de sonarme como una agradable musiquilla de fondo, algo que es evidentemente tan sutil que escapa a mis torpes intentos por aprehender la magia escondida. Y la primera mitad del disco, vale, pero es que la segunda se me hace más larga que un día sin pan (¡menudos bostezos con “Trust“, ni la más animada “Heart” puede levantar algo así!). Al final, lo más interesante lo encuentro en el riff de “Parking Lot” y aun y todo, termina y me entran ganas de escuchar la versión original de Stevie Nicks, y de pronto me acuerdo que tal cosa no existe y me genera una cierta frustración. Lo juro, lo he intentado: hagan como que este post no existe (tampoco les costará demasiado, jajaja), sigan adorando este disco del que todo el mundo habla, y les ruego que me perdonen.