8/10
¿Quiénes no recordaremos aquella época no muy lejana en que la paranoica de la Gripe A era tal que estornudar o toser en público era como hablar en ruso en pleno Washington durante la guerra fría?. Nicolás Golbart, un joven realizador más conocido por su tarea de montajista de grandes títulos como El Bonaerense o Mundo Grúa, ahora toma el cargo dirigiendo y escribiendo una historia arriegada para el siempre difícil espectador argentino. Fase 7 parte ya de la exageración de su título (recordemos que entonces las fases eran 6) para contarnos la historia de un matrimonio en la dulce espera que tras una obligada cuarentena por una pandemia global debe convivir con sus vecinos de edificio encerrados por tiempo indeterminado. Y cuando los víveres parecen ir escaseando la cosa se pone dura y lo que empezó dentro de un marco de comicidad, termina siendo una muy buena apuesta al cine de género.Irónica y paródica a más no poder, este film apela a cuanto guiño podamos pensar (desde una famosa plaqueta roja de crónica TV hasta los numerosos inconvenientes a los que los argentinos nos veríamos sometidos si algo así ocurriese) para terminar siendo un producto realmente divertido y muy bien hecho. Cuesta no recurrir siempre al mismo argumento
A pesar de lo mucho que se la quiera comparar con otros films de temática similar, Fase 7 sale más que airosa en una historia personal sobre la exageración de una paranoia puntual en la que varios podrían verse reflejados; y si se quiere ahondar más hasta podríamos encontrar muchas razones para ponernos a reflexionar sobre las distintas formas de hacer frente a una situación extrema determinada.
Spoiler (dale al scroll si ya la viste)
- Por ejemplo, hacia el final de la cinta vemos a Horacio y Coco salir a la calle. Mientras están buscando provisiones dentro del móvil sanitario, un auto llega al lugar y bajan unos saqueadores que se meten al edificio. Coco reacciona entrando al lugar desesperado con arma en la mano mientras Horacio herido intenta seguirlo como puede hasta quedar en la puerta de entrada. Entonces vemos salir a los saqueadores desarmados y con las manos en alto mientras Coco, cual nuevo sherif del lugar los apunta escoltándolos hacia la calle. Nadie dudaría que Horacio, según declarara antes, les hubiera metido un tiro en la frente.
Golbart promete. Hace una entrega más que aprobada para una ópera prima en un género que no es fácil, regala escenas que son de antología- la del estacionamiento por ejemplo- y que a más de uno toma por sorpresa pues nada tendría que envidiarle a otras de su estilo. Arriesgada, visualmente muy cuidada, bien actuada. ¿Qué más se puede pedir?
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