Rentería, años 70: todo es nuevo para los niños. La fábrica abandonada, los coches de choque...
Como hablaría un niño
Con estilo sencillo y evocador, como hablaría un niño, el niño que Ion fue, este desempolva recuerdos de su infancia en Rentería. Y esa es la gran baza de esta novela; en lugar de poner en boca del niño diálogos y reflexiones escritas por un adulto, algo a lo que estamos demasiado acostumbrados, Ion Arretxe hace el esfuerzo por retrotraerse a un lugar y un momento —Rentería, años 70—, y también por acercarse a una forma de pensar y sentir, la propia de los niños, sin duda más creativa y sorprendente que la de los adultos. pequeñas historias que forman una gran novela Todo es nuevo para los niños: los inmensos charcos de Rentería, la fábrica abandonada, los coches de choque, las películas de Cantinflas... Puede que sea su afán de buscar siempre una pequeña aventura, o bien el paso del tiempo ha convertido esos recuerdos en jirones aislados que no encuentran continuidad, el caso es que Ion Arretxe nos lo cuenta todo por medio de breves párrafos. La imaginación infantil no cesa de parir greguerías y asociaciones de ideas llamativas, que cuajan en unas pocas líneas conformando una breve historia. Historias que se suceden, en las que los vemos crecer...Hacerme invisible era uno de los deseos más urgentes que tenía mientras fui niño. Después, cuando dejé de serlo, también.
Además, la época impone un contexto político —el fin de la dictadura y la llegada de la democracia a España— que, este es uno de los grandes aciertos de la novela, se nos cuenta más de forma intuitiva que doctrinal. Aunque quizás en ese momento, asome más el Ion Arretxe adulto, echando la vista atrás, puede que sin mucha nostalgia.
Con el tiempo me he dado cuenta de que nos hicimos adolescentes a la vez que se hacía adolescente el mundo que nos rodeaba. Un mundo que acababa de salir de un tiempo en el que todos, hasta los más sabios, eran tratados como niños. Nuestra adolescencia coincidió con la adolescencia de todo el país, esa época incierta a la que, con mucha rimbombancia y énfasis, gustan llamar "transición".
A lo largo de sus páginas, Ion plantea algunas referencias directas, como Los niños salvajes, de Cocteau, y plantea en ocasiones ambientes parecidos a los de Los 400 golpes o Amarcord, pero en lugar de dispersarse en distintas citas culturales, Ion maneja con fuerza los hilos de su historia —sí, la suya personal—, trascendiendo sus propias anécdotas y haciendo que sean válidas para cualquiera. No todos hemos nacido en Rentería en 1964, pero todos hemos sido niños, muchos hemos jugado en la calle y hemos pasado por momentos parecidos.
Quiero cerrar este comentario haciéndome eco de la dedicatoria del libro:
A mis hijas, casi siempre A Carlos Pérez Merinero, casi nunca
Es el momento de recordar al gran amigo y escritor Carlos Pérez Merinero (1950-2012), que fue quien nos presentó hace años a Ion y a mí, quien revisaba nuestros manuscritos y nos enseñaba los trucos del oficio de la escritura, de quien aprendimos casi todo. Como es natural, en Parole, parole se percibe la presencia del maestro, su capacidad para jugar con las palabras. A él dedico esta reseña, convencido de que me hubiera dado el visto bueno. El Garaje, 2013 Compra online David G. Panadero