Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Por Ninosenmochila @ninosenmochila

Vista del parque desde su punto más alto

Teníamos unas ganas locas de conocer el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Al menos yo, y es que a veces soy peor que los niños. Me habían hablado muy bien de él y quería comprobar si era tal y como me habían contado. Así que nos levantamos, desayunamos, recogimos nuestras cosas, subimos a la furgoneta y le dijimos adiós al Faro de Cabo Mayor de Santander.
El Parque de la Naturaleza de Cabárceno está a una media hora de Santander, así que no tardamos demasiado en llegar. Habíamos hecho una paradita en una tienda de un pueblo que nos pillaba de camino donde nos prepararon unos estupendos bocatas para la comida. Llegamos allí sobre las once de la mañana. Al ser temporada alta el parque estaba abierto de 09:30 a 19:00h. A partir de las 19:00h ya no se puede entrar pero las puertas de salida las cierran aproximadamente una hora más tarde.

Mamá loba y su lobezno. Había unos cuantos.


Las entradas cuestas, también en temporada alta, 21€ para los adultos y 13€ para los niños. La verdad es que no me pareció demasiado caro teniendo en cuenta lo que cuestan otros parques de animales en los que hemos estado. Además si vas en temporada baja el precio se reduce bastante. Tenéis toda esta información en su web.
"El Parque de la Naturaleza de Cabárceno no es un zoológico convencional ni un Parque Natural. Es un espacio naturalizado por la mano del hombre, a partir de la belleza primitiva de su paisaje kárstico, sobre las 750 Has. de una antigua explotación minera a cielo abierto.
El Parque de la Naturaleza de Cabárceno acoge a un centenar de especies animales de los cinco continentes en régimen de semilibertad, que se distribuyen en recintos de grandes superficies donde coexisten una o varias especies. 
Vía: http://www.parquedecabarceno.com"

Las jirafas. Que sí que sí, que hay dos en la foto. ¿La veis? 


Al entrar te dan un plano, cómo en todos lados, peeeeero en este caso es bastante importante tenerlo ya que el parque es enorme. Las distancias de un punto a otro son muy grandes así que la mayoría de la gente, incluidos nosotros, hacen el recorrido en coche.
  • CONSEJO: Pedid más de un mapa, sobretodo si vais con niños de distintas edades y cabe la posibilidad de que os separéis para ver cosas. Es fácil perderse. Y no es broma. Encontramos a una señora con su hija que se habían perdido. La mujer lo estaba pasando bastante mal, porque encima hacía mal tiempo. Os lo cuento: Eran cuatro, y el papá se quedó en una zona con el coche y la niña pequeñita que se había dormido. Mamá y la hija mayor se fueron mientras paseando a ver más animales. En un momento dado se desorientaron y como no llevaban ningún planito no sabían exactamente hacia donde tenían que ir. Hay muchos caminos y bifurcaciones. Miramos en nuestro mapa y vimos que estaban bastante lejos y como nosotros íbamos hacia allí las acercamos con el coche hasta el suyo. 

Mirad que tiernos. Se estaban haciendo arrumacos y caricias.


Hay una especie de recorrido marcado y fue el que seguimos nosotros. En cada zona hay espacios habilitados para parar el coche y poder bajar a ver los animales. Estaba lloviendo un poco, chispeaba. Nos colocamos los chubasqueros sobre las chaquetas, dos pares de calcetines con las botas de agua y listo. Estábamos preparados para observar a los animales. O eso creíamos nosotros.
No hacía ni una hora que habíamos entrado cuando tuvimos un pequeño percance con el coche. Tan solo nos había dado tiempo a ver las hienas y los lobos. Precisamente en la zona de los lobos hay una pequeña cuesta que tiene muchísima pendiente. Cómo os he dicho antes, estaba chispeando y la carretera, lógicamente, estaba mojada. Los coches iban subiendo uno tras otro la pendiente sin problemas. Nosotros comenzamos a subir. Todo iba bien pero, de repente, el coche que iba delante nuestra se paró nada más subir la cuesta, por lo que nosotros nos quedamos parados en la parte de mayor pendiente. Culpa nuestra por cierto. Deberíamos haber esperado a que el coche de delante hubiera desaparecido de nuestra vista para empezar a subir. Pero tampoco pensamos que se fuera a parar ahí y menos aun que nuestra furgoneta, con el maletero a tope y los tres sentados detrás, fuera a patinar.

Aquí nos quedamos enganchados.


La cuestión fue que al estar todo el peso en la parte trasera de la furgoneta, en pendiente y con la calzada mojada, las ruedas delanteras perdieron la tracción. El vehículo patinó y comenzó a deslizarse muy despacio hacia atrás con la mala suerte de que metimos la rueda izquierda en el arcén. Y ahí ya no pudimos hacer nada. Si hubiéramos bajado del todo podríamos haber vuelto a subir sin problemas, pero con el lado izquierdo en el barro del arcén lo único que conseguimos fue que poco a poco la furgoneta se siguiera deslizando hacia atrás, hasta quedar atrapados contra un peñasco enoooorme. A pesar de los esfuerzos de unos cuantos chicos super amables que intentaron ayudarnos empujando para sacarla de allí.

Hay zonas de picnic con sus mesas de madera.


  • CONSEJO: Cuando vayáis a cualquier parque de cualquier tipo en el que os mováis libremente, sin guía ni nada, apuntad los teléfonos. Nosotros no los llevábamos apuntados y gracias a que nuestros móviles tenían internet pudimos localizar unos teléfonos del parque. En la web tienen cómo teléfono de contacto este: 902.21.01.12

Llamamos a un número, pero se debieron hacer un lío o algo porque casi una hora después no había aparecido nadie. Lo peor era que se cumplían las leyes de Murphy, y en ese momento que estábamos de pié junto a la carretera la pequeñaja se durmió. Para colmo comenzó a llover más fuerte. Y ahí estábamos: Papá repartiendo el peso, intentado mover cosas a la parte delantera para que las ruedas pudieran coger tracción y salir. No podíamos abrir el maletero así que estábamos sin poder sacar el carro de Carla ni abrir las maletas para coger más abrigo. Y yo al otro lado de la carretera sentada en una piedra mojada mientras intentaba sujetar un paraguas con la niña dormida en brazos y hablándole al niño para que estuviera tranquilo porque con lo que había pasado, la lluvia y el frío que tenía, estaba super asustado. 

Una leona descansando 


Encontramos otro número de teléfono y, llamando a este, la gente de seguridad del parque llegó enseguida. Los hombres fueron muy amables con nosotros. Nos dijeron que esto mismo les pasaba casi todos los días.  Nos metieron a los niños y a mi en su coche con la calefacción puesta para que no pasásemos frío mientras veían si podían hacer algo. Intentaron ayudarnos a sacar la furgoneta ellos mismos, pero fue imposible. Finalmente nos acercaron a todos al restaurante El Oso que está dentro del parque y desde allí, junto a un café calentito, llamamos al seguro para que nos mandara una grúa.

¿No os parecen preciosos?


Papá se fue con la grúa a recoger la furgoneta. Los niños y yo aprovechamos para ver el recinto de las jirafas, donde además hay otros animales herbívoros, y el recinto de los osos. Este último me encantó. No se por qué, pero los osos me apasionan. Me parecen unos animales preciosos. Y verlos allí paseando... 
Por culpa del pequeño accidente comenzamos a recorrer realmente el parque a las cuatro de la tarde. Habíamos perdido gran parte del día. Pero bueno, había que aprovechar las horas que nos quedaban. Casualmente en cuanto la gente de seguridad nos dejó en el restaurante, las nubes se despejaron y apareció el sol. 

Había un enooorme rebaño de todos los tamaños


Pasamos toda la tarde recorriendo los caminos que llevaban de un recinto a otro, observando a los animales, y a pesar de tener poco tiempo no nos quedó prácticamente nada por ver. A todos nos gustó mucho ver a los animales en unos recintos tan grandes donde podían pasear y correr.
Sobre las 20:30 más o menos salimos de Cabárceno. Y lo mejor fue que salimos con buen sabor de boca a pesar de todo. La parte mala fue que teníamos reserva para dormir en Cangas de Onís y al retrasarse todo tanto al final llegamos a nuestro hotel muy tarde. Conducir de noche no me gusta nada y menos cuando vamos por lugares que no conocemos en absoluto. Pero bueno, las cosas no siempre salen como planeamos.

El lince fue otro de los animales que más me gustó


A pesar de todo valió la pena haber ido al Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Espero que podamos volver en otra ocasión y disfrutar de todo lo que nos ofrece sin incidentes. Carla aun es muy pequeñita así que cuando volvamos para ella será como si fuera la primera vez y seguro que le impresionará.
Por si os ha sabido a poco, os he dejado más fotos aquí