Alquilamos una cabañita en San Miguelito, uno de los pueblos aledaños e hicimos dos excursiones al parque, sábado y domingo; vimos unos petrograbados de años inmemoriales, escuchamos un sinfín de aves, nos bañamos en ríos frescos, vimos helechos arborescentes, sudamos a chorros y disfrutamos del paisaje, y prácticamente todo el camino sin cruzarnos con nadie. Espectacular.
Tras varios intentos de ir al Imposible, finalmente fue posible; nos ha hecho buen tiempo y hemos podido disfrutar de la naturaleza en estado pleno, "el último reducto" de El Salvador. Este parque nacional, que fue un paso de comercio cafetero y cuyo nombre viene por un desfiladero de paso estrecho que había que pasar para trasladar la mercancía, dio muerte a muchos hombres y a sus mulas. Actualmente quedan en él dos parejas de puma, que morirán en los próximos años y se extinguirá este bonito animal en este pequeño país tan deforestado por las malas manos que lo han manejado durante muchos años. Se trata de un bosque tropical bien conservado y bien protegido, que lamentablemente ha quedado muy reducido y su área es minúscula, es casi una colección de especies endémicas que desaparecerán; una pena, maravillosamente bonito, pero una pena. Cuando uno se para a pensar en el teritorio que deberían ocupar este tipo de bosques en el país y lo único que ve son monocultivos de caña de azúcar, se te cae el alma a los pies.
Alquilamos una cabañita en San Miguelito, uno de los pueblos aledaños e hicimos dos excursiones al parque, sábado y domingo; vimos unos petrograbados de años inmemoriales, escuchamos un sinfín de aves, nos bañamos en ríos frescos, vimos helechos arborescentes, sudamos a chorros y disfrutamos del paisaje, y prácticamente todo el camino sin cruzarnos con nadie. Espectacular.
Alquilamos una cabañita en San Miguelito, uno de los pueblos aledaños e hicimos dos excursiones al parque, sábado y domingo; vimos unos petrograbados de años inmemoriales, escuchamos un sinfín de aves, nos bañamos en ríos frescos, vimos helechos arborescentes, sudamos a chorros y disfrutamos del paisaje, y prácticamente todo el camino sin cruzarnos con nadie. Espectacular.