No soy de esas personas que creen que cuanto más lejos te vas mejor es el viaje. De hecho, mis mejores viajes han sido a muy pocos kilómetros de mi casa.
¿Ver qué? Todo está ya visto. El viaje auténtico es ese que te hace SENTIR.
Y eso no se compra en una agencia de viajes ni se planea. Eso surge.
Depende del lugar y de tú lugar en ese momento.
Si se da, la vida te regala un viaje de verdad.
Yo tuve un VIAJE este año. Después de unos meses de trabajo intenso, con mucho carga emocional y física, me propusieron colaborar en un proyecto de conservación de una especie de ave acuática en peligro de extinción, el Macá tobiano (Podiceps gallardoi). No dudé en armar mi mochila e irme unos meses a Patagonia, concretamente a uno de los rinconcitos más agrestes de la provincia de (Argentina).
El objetivo, colaborar con mis ahora queridísimos amigos del Proyecto Macá Tobiano. E l macá tobiano es un pequeño zambullidor que habita lagunas de aguas cristalinas en las mesetas basálticas preandinas de la provincia de Santa Cruz. Quedan muy pocos ejemplares de este bello animal, debido a factores humanos como la introducción de especies exóticas en el territorio o el cambio climático. En medio de un desierto frío y seco. Impresionante por su magnitud, su todo-nada.
Fue un territorio antiguamente poblado por los indios tehuelches, donde todavía encuentras sus rastros en cada rincón, petroglífos, puntas de flecha, boleadoras... un paisaje que por su aspereza ha alejado la visita de cualquier ser sin alas o cuatro patas; ahí los relojes parece que se detuvieron, y andar por esos parajes, sin caminos más que los que hacemos al andar, es un viaje en el tiempo y a la esencia de la majestuosidad de la naturaleza. Mi mayor asombro era descubrir cada día nuevos colores en la tierra, nuevos olores en las plantas, nuevos plumajes en los pájaros, nuevos rastros de animales.
Es una alegría poder decir que estas tierras ya son, desde hace pocas semanas, un nuevo parque nacional en Argentina, el Parque Nacional Patagonia. Pasé la mayor parte de mi tiempo acampada al lado de los nidos de los macaes... sin casi nada material, pero con una recompensa que, para mi, no tiene precio.
Un dia, escribí un correo a mis amigos explicándoles mi vivencia:
El séptimo día, me levanté con la nariz congelada. Eran las 8 de la mañana y ni en pedo quería salir de mi bolsa de dormir... menos de la carpa! Mamma mia, hoy no vamos a subir de los 3 grados! Parece que soplará un poquito de viento... 50 km/hora...pero como si no pasara nada, hornillo, mate, alguna galletita y a censar. Aquí en la meseta de la Siberia hay cientos de lagunas, y estamos en la C-199, donde de momento hay unos 220 tobianos, capaz que sea menos de un tercio de su población total. Tenemos que contarlos cada día, observar su comportamiento y sobretodo, checar las trampas y los huelleros que tenemos para atrapar visones, que no se los coman!
Compartimos el jardín de nuestro empinado campamento con zorritos grises, zorros colorados, guanacos, cóndores, halcones, matamicos blancos, choiques, gauchos, bandurritas y con algún que otro puma que nos deja sus huellas en la laguna de al lado. Vivimos en un rinconcito de la laguna, donde hay una pared que nos protege del viento del oeste, patagónico e implacable, que baja frío y seco de los Andes. Tenemos un GPS, un catalejo, y yo, mi cabeza programada para lidiar con lo que me echen (ya me conocéis...). Mi compi de campamento esta vez es Andrés, un chavonzote porteño ultrasoñador, que me adoptó como su tía y con el que nos pasamos las horas riendo, charlando, filosofando, salvando al macá, al mundo y a nosotros mismos. Nos tenemos el uno al otro, nos soportamos el cante de ala y de pinreles y la mugre en general... y somos conscientes que tenemos el enorme privilegio de pisar unos paisajes que poca gente pisó y poca gente pisará.
Siempre decimos que "estamos en medio del todo". Observamos como la naturaleza nos acoge, y esperamos la puesta de sol como si fuera la última que vamos a ver, cada día. Y cuando cae la noche, antes de hacer la ronda nocturna para buscar ojitos de posibles predadores de macá, prendemos fuego y nos quedamos pasmados mirando las flamas, calendando las puntitas de los dedos, que después de todo el día ya dicen basta. No me hubiera imaginado nunca que tanta aspereza se me tornaría tan agradable y me emocionaría tanto!
Difícil pronosticar cuándo aparecerá la furgoneta de los locuelos del proyecto que nos traerá noticias del otro mundo más allá de éste tan salvaje y tan nuestro, y nos reiremos de todas las batallitas que están viviendo el resto de compañeros acampador por cualquier otra laguna, con el resto de macaes... este proyecto es un imán de seres únicos, locos, peculiares, fuertes, listos como el fuego, valientes y muuuuuy buena gente, que es, sin duda, de lo que más disfruto!
Y entre laguna y laguna, ya llevo mes y medio acampada, con algunas noches en la estancia, donde al encontrarnos reímos, cantamos, chupamos más que menos y a veces hasta nos duchamos, jeje... siento que poco a poco voy encontrando mi lugar, cuidando y haciendo reír a esta panda de ornitólogos biólogos testosteronicopatagonicos... Cuanta energía, cuanta comunidad, cuanta música, cuanta risa, cuanto sueño, cuantas ideas, cuanta fuerza, cuanta naturaleza y cuanto de todo eso que me hace sentir tan viva!
Pienso tanto en vosotros... y os ubico perfectamente a cada uno en algún momento de mi día, en alguna situación, en alguna canción, en algún paisaje... lo único que me falta es teneros más cerca y sentir que me queréis, que ya sé que lo hacéis, pero me gustaría tanto poder daros un abrazo... ¡un besazo enorme!
Os animo a que, si os interesa la biología y la conservación, echéis un vistazo a la noble tarea que el Proyecto Macá Tobiano está haciendo, y deseo que tengáis un viaje de verdad muy pronto.
Para conocer al máca tobiano, los ambientes que habita y su problemática, mira este vídeo...
Fotos de macá tobiano: Pablo Martín Hernández. Pulsa en cualquier foto para ver la galería completa:
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