Ya nos habían advertido sobre las maravillas naturales de los países que se visitan en la llamada “ruta de los balcanes”. Ya lo habíamos comprobado con la belleza del Lago Bled, en Eslovenia y nuestra visita al Parque Nacional de los lagos de Plitvice, de alrededor de 30.000 hectáreas, nos lo hizo reconfirmar.
Como su nombre lo adelanta, es un parque nacional con muchos lagos. Algo que no es difícil de encontrar en otras partes del mundo. Pero en este pedacito de planeta, la naturaleza quiso que esos 16 lagos estuvieran conectados a través de 92 cascadas y pequeños arroyos, y que sus aguas fueran transparentes. Estas características, sobre todo la de la interconexión, los hace casi únicos. Digo “casi”, porque algunos sectores pueden tener una similitud con otros parques nacionales.
El parque se encuentra en la región de Lika y las dos ciudades más cercanas son Zagreb y Zadar (aproximadamente unos 140 km de cada una), por lo que si van a viajar hasta el parque el mismo día del visita les recomendamos ir bien temprano. Una vez en el parque, se pueden recorrer dos circuitos (que son bastante extensos), por lo tanto, si llegan tarde (como nos pasó a nosotros) no van a tener tiempo de recorrer todo (salvo que lo hagan “corriendo”).
El recorrido es a pie a través de caminos de tierra o de puentes/pasajes de madera. Algunos de ellos son angostos por lo que hay que ir con cuidado, sobre todo hacia las horas del mediodía que suele haber más cantidad de habitantes.
El parque tiene dos entradas, llamadas 1 y 2. En ambas hay estacionamientos pagos (muchas personas llegan en auto propio o alquilado) y ventanilla para comprar los tickets. El precio de los tickets incluye la navegación por uno de los lagos más grandes para llegar a los puntos desde donde parten los circuitos a pie y la posibilidad de hacer parte del recorrido en una especie de tren-camión (aunque esta opción muchos la utilizan para regresar, una vez hecho el recorrido, a las entradas.
Como les contaba antes, nosotros llegamos pasada la media mañana y no pudimos completar todo el recorrido. Sobre todo porque estábamos con Tahiel y, en los lugares que podía caminar solo, lo hacía a su ritmo.
El parque se encuentra bastante bien señalizado, aunque dos o tres veces nos vimos en la necesidad de consultar para dónde seguir. Por suerte hay algunos mapas públicos y algunos guías que andan dando vueltas y que suelen responder muy bien. Para conseguir un mapa de toda la región se puede comprar uno en la entrada por unas 20 kunas. En la parte posterior de los tickets hay un mapa muy básico y esquemático.
Es un lugar realmente hermoso para visitar en familia, pero si los niños son un poco más grandes que Tahiel, mejor, ya que no podía caminar solo por algunos lugares y por otros el carrito casi no podía pasar.
¡¡Buen viaje!!
Información práctica
El precio de la entrada varía según sea temporada alta, media o baja. En 2015, los precioes fueron:
Temporada baja (1 de enero a 31 de marzo y 1 de noviembre a 31 de diciembre): 55 kunas, es decir, 7,50 euros.
Temporada media (1 de abril a 30 de junio y 1 de septiembre a 31 de octubre): 110 kunas, unos 14,5 euros
Temporada alta (julio y agosto): 180 kunas, unos 23,50 euros.
Para corroborar los precios pueden consultar la web oficial.
Existe la opción de alojarse en algún camping u hotel dentro del parque.
Si bien hay algunos lugares para comer, les recomendamos llevar algo para picar durante el día. También se puede hacer una especie de picnic en los lugares autorizados.
Se puede llegar en vehículo o en bus.
¿Te gustó el post? Te invitamos a compartirlo y a sumarte con un Me Gusta en la página de facebook de Magia en el Camino. También te esperamos en twitter acá. Gracias!
¿Ya conocés nuestro libro de viajes? Se llama “Magia es Viajar” y cuenta nuestras vivencias por Asia, África, América y Europa. Es una producción independiente y con tu compra nos ayudás a seguir con todo lo que implica Magia en el Camino. Para sumarte hacé click aquí.