Revista Sociedad

“Participación comunitaria permite al ciudadano ser protagonista de su propio destino”: Raúl Pont, ex alcalde de Porto Alegre

Publicado el 21 noviembre 2010 por Sofogebel
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El presupuesto participativo es una experiencia que altera, radicalmente, el proceso político-administrativo...
 de una ciudad, por cuanto se logra que “la decisión de la población sea independiente de la voluntad subjetiva de las autoridades constitucionales, del secretario, del lobby, de los titulares del periódico, que exige esto y aquello”, afirmó el ex alcalde de Porto Alegre y actual diputado de la Asamblea Legislativa del Estado brasileño de Rio Grande Do Sul, Raúl Pont, a su paso por Bogotá.
Pont, uno de los dirigentes y fundadores del Partido de los Trabajadores de Brasil fue uno de los pioneros en su país en poner en ejecución este mecanismo de participación ciudadana en la elaboración del presupuesto de inversión social.
“A través del presupuesto participativo –explica-, se ha comprobado que la gestión democrática y transparente de los recursos es la mejor forma de evitar la corrupción y el uso inadecuado del dinero público. Al contrario de lo que propagan ciertas visiones tecnócratas, la participación popular ha propiciado un gasto público eficiente con un resultado en obras y en acciones de gran importancia para la población”.
Cuando el compromiso político se ha asumido por parte de la autoridad municipal y los ciudadanos, agrega, “toda la comunidad que ha participado en el proceso sabe exactamente cuál es la obra que ha sido decidida, cuál es su localización, cuáles sus dimensiones, cuál su volumen, cuánto cuesta y cómo esto está insertado en la proyección, en la estimación de ingresos y gastos del poder público”.
Pont, un historiador con amplia experiencia política fue invitado por la Cátedra Orlando Fals Borda a dictar una charla sobre este importante mecanismo de participación. Visitó la Alcaldía de Bogotá e intercambió opiniones con la Secretaria de Gobierno del Distrito, Olga Lucía Velásquez Nieto.
Democracia implica participación popular directa
La Oficina de Comunicaciones de la Secretaría de Gobierno lo entrevistó para ahondar sobre su experiencia al haber impulsado en Porto Alegre, cuando se desempeñó como alcalde, este instrumento de participación ciudadana.
- Usted ha señalado que el presupuesto participativo constituye todo un programa ¿Por qué?
- Porque es un elemento programático del Partido de los Trabajadores de Brasil; cuando ganamos las primeras alcaldías pasamos a implementar el presupuesto participativo como una política de gobierno, de democratización y de descentralización de las decisiones que la comunidad toma de forma organizada a través de una división territorial y de unas plenarias temáticas.
- ¿Cómo se profundiza la democracia con la participación ciudadana en el presupuesto?
- Nuestro objetivo era crear mecanismos mediante los cuales la población pudiese decidir, efectivamente, la aplicación del dinero público. Para nosotros, la cuestión democrática debería implicar participación popular directa y una nueva forma de planificación de la gestión municipal. Una gestión diferente a aquellas apoyadas exclusivamente en especialistas, en técnicos, en los equipos que asesoran el trabajo de un secretario, de un alcalde, que elaboran e idean cosas bien acabadas, con principio, medio y fin, pero que son el fruto de un número muy restringido, muy pequeño de personas consideradas, socialmente, competentes. El resultado, en este escenario, puede ser incluso legitimado, homologado, en otras esferas de decisión y en el poder legislativo, pero en el proceso mismo de elaboración de las propuestas la participación es bastante excluyente.
- ¿Cómo ha sido la experiencia en Porto Alegre?
- Todas las inversiones y obras decididas por la comunidad se transforman en el objeto de planificación de la Alcaldía que posteriormente es aprobado por el concejo municipal. Sin embargo tuvimos que
enfrentar la burocratización que aleja a la población, por eso pensamos en la participación directa. La gente llegaba a participar no por que tuviera un liderazgo determinado, sino por el simple hecho de ser ciudadano. En principio hicimos una división de ocho zonas en la ciudad y posteriormente incrementamos al doble, y según fue avanzando el proceso, creamos las plenarias por temas para que se involucrara más gente. Los primeros en participar fueron los ciudadanos más marginados que fueron a reivindicar sus necesidades para que les sean atendidas, aunque la participación ha sido de todos los sectores de la sociedad.
- ¿Qué porcentaje del presupuesto se pone a disposición de la población para que decida su destinación?
- En nuestro gobierno prácticamente todo lo relacionado con inversión social, entre un 15 y un 25%, lo definían los ciudadanos de acuerdo a sus prioridades. Una ONG especializada daba la asesoría a las comunidades para la elaboración del presupuesto participativo. En el periodo de 16 años que gobernó el Partido de los Trabajadores en Porto Alegre el 59% de las demandas estaban retrasadas y se logró ejecutar un total de 5.360 obras que fueron determinadas directamente por los ciudadanos. Ha sido un instrumento precioso para cambiar, concretamente, la ciudad, haciéndola más justa y mejor para vivir. Ha servido, también, como eficaz instrumento de cambio de la cultura política de la ciudad, suprimiendo las tradicionales prácticas de corrupción y clientelismo, revalorizando la participación de la ciudadanía y transformando a los hombres y mujeres comunes en protagonistas de su propio destino.
- ¿La experiencia de presupuesto participativo se ha replicado en otras ciudades de Brasil?
- En la parte del sur de Brasil ha sido más homogénea la experiencia que ha consistido en entregar la información del presupuesto con total transparencia a los ciudadanos y, de esta manera, se hace una matriz por regiones y por temáticas para determinar las prioridades y las competencias de la municipalidad.
- ¿El hecho de haber impulsado la participación ciudadana directa en la elaboración del presupuesto fue factor predominante para que Porto Alegre haya sido escogida como la sede del Foro Social Mundial?
- Sin duda, cuando hubo la reunión de los impulsadores del Foro en París y determinaron convertirse en contrapunto al de Davos, yo estaba en la Alcaldía y me llamaron telefónicamente para preguntarme si estaba de acuerdo en que se hiciera en Porto Alegre porque conocían de la experiencia del presupuesto participativo que había generado un gran impacto internacional. Nosotros aceptamos e indagamos cuánta gente podría llegar a nuestra ciudad. Nos dijeron que aproximadamente unas dos mil o tres mil personas. Solamente en la primera versión del Foro Social Mundial llegaron 15 mil.
- ¿En América Latina existen experiencias en participación ciudadana en los presupuestos?
- Tengo información de cómo se viene trabajando en esta materia tanto en Bogotá como en Medellín en lo relacionado con Colombia. He realizado conferencias en Ecuador, y en Argentina hay una red organizada de presupuesto participativo en diferentes ciudades no obstante las distintas tendencias ideológicas de sus respectivos gobiernos. Los países de América Latina tienen sistemas políticos administrativos distintos y cuando hay gobiernos muy centralizados se torna muy difícil garantizar una participación de la gente en forma más directa y municipalizada. El presupuesto participativo presupone, en consecuencia, discutir la estructura político administrativa de un país.
- ¿Cuál es el mensaje que usted como impulsor de esta idea de participación ciudadana da a los gobiernos locales y a los ciudadanos en la región latinoamericana?
- La idea central es de que la gran contribución que se puede dar hoy para nuestra América es trabajar con políticas como la democracia participativa, cambiando el modelo meramente representativo que tenemos para garantizar los derechos sociales de la población y enfrentar la pobreza, el subdesarrollo e involucrar a la gente en la toma de decisiones políticas. Ver la democracia como algo bastante más participativo que el simple hecho de llamar a los ciudadanos para que ejerzan el derecho a voto, cada cuatro u ocho años, y deleguen su poder de decisión en los alcaldes, ministros, en los parlamentarios. Entendemos que la democracia representativa es insuficiente, que debemos caminar hacia formas que impliquen más a la comunidad, que ayuden al ciudadano a tener mayor control sobre el poder público.
Fuente: gobiernobogota.com.co

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