En posts anteriores ya mencioné las diferencias que caracterizan sus distintos espacios geográficos, desde las planicies andinas hasta la selva amazónica, pasando por los valles cochabambinos y el chaco cruceño.
Socialmente las diferencias no son menores, ya que podemos encontrar las mayorías aymarás y quechuas en el occidente, el pueblo guaraní en el oriente, la población mestiza regada por los nueve departamentos, las étnias minoritarias de la región amazónica que, a pesar de la presión a la que se ven sometidas por los grandes intereses empresariales de la industria extractiva, mantienen sus usos y costumbres, el manejo sostenible de los recursos naturales, sus formas de organización social y política…
Sin embargo, y a pesar de esta inabarcable diversidad de este Estado plurinacional (¡¡nada más que 36 naciones originarias!!), existen denominadores comunes enraizados en la cultura política del país desde hace ya varios siglos.
Uno de estos factores comunes es la secular marginación que la mujer indígena ha sufrido durante toda la historia colonial y republicana de Bolivia, negándola el derecho mismo de existir como ciudadanas, como mayores de edad con capacidad de decisión, confinadas a los espacios de reproducción, las labores domésticas, de la vida social… ocultas y menospreciadas en la esfera pública.
A su condición de género se ha unido la opresión y racismo al que las clases propietarias blancas han sometido a las mayorías indígenas y campesinas, impidiendo su acceso normalizado al sistema educativo que, sin olvidar su carácter radicalmente colonizador, sí que permitió a muchos hombres, de manera limitada y restringida, acceder a espacios de participación política e interacción social.
En la actualidad, las condiciones materiales realmente existentes en Bolivia no permiten la transformación radical de esta subordinación de la mujer indígena en el espacio público, aunque el propio impulso emancipador de las mismas está consiguiendo abrir grietas en la estructura patriarcal y colonial de la sociedad boliviana.
En esta dinámica de reivindicación de su papel protagónico frente a concepciones machistas y alienadoras, la organización de mujeres indígenas “Bartolina Sisa”, con la que Mundubat mantiene una alianza estratégica desde hace varios años, está impulsando procesos formativos y de toma de conciencia de las mujeres del área rural para fortalecer su participación en la construcción de las políticas municipales, históricamente dominadas por las estructuras partidarias tradicionales ciegas a las necesidades específicas y estratégicas del 50% de la población.
Esta línea de acción política supone enfrentar múltiples resistencias que, desde diferentes ámbitos, se oponen a la reversión de la situación de exclusión todavía vigente, ya que su desarrollo implica poner en duda relaciones de poder hombre-mujer, ocupación de espacios de toma de decisiones, cambio de prioridades en la gestión pública, transformación de un modelo productivo basado en la agroindustria destinada a la exportación, enfrentar el monocultivo con alternativas orientadas a la consecución de la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación, etc.
Desde Mundubat, a partir del análisis y del convencimiento de estar asistiendo a un proceso único de gran valor para ir avanzando en la justicia social, estamos acompañando a “Bartolina Sisa” en la puesta en marcha de un programa a nivel nacional consistente en la realización de talleres formativos en 36 municipios de los nueve departamentos del país, donde las mujeres de las distintas étnias recibirán formación sobre legislación, derechos humanos, derechos de la mujer, sobre el Convenio 169 de la OIT (referente a los pueblos indígenas), soberanía alimentaria y formulación de proyectos.
El objetivo que nos planteamos es, en primer lugar, fortalecer las capacidades de las mujeres del área rural para la incidencia política en sus municipios, de manera que sus necesidades sean tenidas en cuenta, accediendo ellas mismas a cargos electos de representación, y, en segundo lugar, generar una dinámica que ponga en la agenda política nacional las propuestas nacidas en el seno de las organizaciones de mujeres indígenas.
Para lograr este segundo objetivo, se está organizando un encuentro nacional en el departamento de Pando, tristemente famoso por la masacre que funcionarios prefecturales cometieron contra hombres y mujeres indígenas y campesinos, donde se sinteticen todas estas propuestas locales en una alternativa de política municipal para todo el país.
Creo que es una fortuna poder vivir este proceso en primera persona, tratando de entender, aunque a veces no sea capaz, las alternativas que, basadas en costumbres y concepciones milenarias, el mundo indígena está poniendo en marcha cada día…