Participaciones preferentes

Publicado el 25 octubre 2012 por Eleconomistahumilde

Foto de portada por: lesum

Ni J.J.Abrams bajo los efectos de sustancias alucinógenas hubiera sido capaz de imaginar una historia tan rocambolesca como la que se ha ido conformando alrededor de las participaciones preferentes. Vale la pena hacer una breve sinopsis a los increíbles hechos acontecidos:


Primer episodio: Todo comenzó con su comercialización masiva e indiscriminada, a todo aquel que cometiera la imprudencia de pasar por la oficina con la guardia baja o atendiese la llamada de su "asesor" personal y aceptara ese producto "que me lo quitan de las manos".


Segundo episodio: El producto se vuelve más tóxico que el salfumán, pero los bancos se lo callan, con la vana esperanza de que ya llegarán tiempos mejores. Cuando un cliente intenta recuperar su dinero, le dan largas con esa maestría que les caracteriza, de forma que el cliente sale aturdido y con cara de tonto agradecido (eso sí, sin un céntimo).


Tercer episodio: Pese a la indiscutible habilidad trilera de los profesionales del sector, el tiempo va pasando hasta que la situación se hace insostenible. Entonces el Banco de España y la CNMV lanzan un capote a los bancos mediante unas confusas instrucciones que, leídas de forma interesada, permiten el bloqueo transitorio de los mercados secundarios que daban liquidez al producto.


Cuarto episodio: De repente los bancos con participaciones preferentes ponen todo su empeño en su canje por otros productos financieros. A primera vista puede parecer que buscan el beneficio de sus clientes, pero pronto se descubre el verdadero motivo: el comité de supervisión bancaria internacional, conocido con el nombre de Basilea III, modifica su normativa y establece que las participaciones preferentes dejan de contar para los bancos como recursos propios de primer nivel (Tier I). Por consiguiente, los bancos se vuelcan en la comercialización de productos aún más arriesgados y bizarros (pero que si los pueden computar en sus balances): acciones de bolsa, bonos sin liquidez, combinaciones de diferentes títulos de deuda... Y los bancos demuestran su eficacia una vez más, con ratios de canje superiores al 95% de los antiguos titulares de participaciones preferentes (no quieres caldo, pues toma dos tazas).
A partir de aquí la historia se diversifica en función del producto de cada banco (desde aquí todo mi apoyo y ánimo para los titulares de participaciones preferentes de las entidades nacionalizadas), y los agentes institucionales siguen echando más leña al fuego y mareando la perdiz (que si se van a multar a las entidades, que si se van a sentar las bases para que no vuelva a suceder, que si las resoluciones judiciales son revocables, que si desde Europa se impide devolver el dinero a los inversores...).


Último episodio (por el momento): La Caixa y ADICAE (Asociación de usuarios de Bancos, Cajas y Seguros) anuncian a bombo y platillo un acuerdo para resarcir a todos los afectados. La asociación no duda en exprimir el filón y aprovecharse de la desgracia ajena para ganar socios (a 70€ por barba). Merece ser destacado el hedor panfletario de su tríptico "informativo":



Prácticamente es imposible entender su contenido, pero tras su relectura a fondo y confirmación telefónica con la propia asociación (no daba crédito a lo que estaba leyendo) descubro que la solución propuesta es: ¡¡¡que los afectados contraten un préstamo a La Caixa!!!!
Es inimaginable cual puede ser el próximo capítulo. Mi consejo es lógicamente evitar endeudarse con esos préstamos, por muy pignorados sin responsabilidad que los pinten, y mantener la calma. Tampoco sirve de nada ir al banco y cantar la caña al empleado de turno. Seguramente el que vendió la mayoría de participaciones preferentes en su momento ya no está en esa oficina (lo habrán ascendido, por supuesto). Además, es posible que en el futuro necesites alguna documentación (contrato o tests MIFID de las participaciones preferentes, contrato de canje...) de la entidad si decides emprender acciones legales, así que mejor estar a buenas. Ya dijeron Julian Muñoz y la Pantoja cual es la mejor estrategia: "dientes, dientes".
Ahora en serio, si tu adquisición de las participaciones preferentes tuvo algún defecto claro de forma, como que no te hicieron firmar, no hiciste el test de conveniencia o idoneidad, o puedes demostrar que tienes una cultura financiera insuficiente para contratar un producto financiero complejo, entonces yo valoraría seriamente la opción de acudir a los tribunales (previo paripé en los servicios de defensa del cliente del propio banco y del banco de España). Una búsqueda rápida por Internet nos bastará para encontrar bufetes de abogados serios, que ya han obtenido numerosas resoluciones favorables. En caso contrario, toca esperar sin desfallecer, atentos a la evolución de los acontecimientos. La movilización ciudadana jugará un papel más importante de lo que parece a la hora de conseguir que se haga verdadera justicia para todos los afectados. Aunque las últimas noticias no son muy halagüeñas, con el anuncio del gobierno de valorar las participaciones de las entidades rescatadas a precio de mercado más un 10%, porcentaje a todas luces insuficiente para evitar el varapalo a unos inversores que en la mayoría de casos solo pretendían ser ahorradores.