Partidos etnorregionalistas. Una hipótesis de su surgimiento.

Publicado el 25 febrero 2015 por Polikracia @polikracia

De acuerdo con Santiago Pérez y Eduard Bonet, llamamos partidos etnorregionalistas a las formaciones políticas que tienen una presencia territorial limitada a un ámbito sub –estatal y para el cual piden formas de auto – gobierno. Estos partidos apelan a la identidad, a la lengua, a hechos históricos y una nacionalidad diferenciada y por lo tanto propugnan en mayor o menor medida una independencia política reconocida.
En España tenemos mucha experiencia con este tipo de partidos. El proceso de descentralización política que se ha significado el Estado de las Autonomías no ha solventado los problemas identitarios de las regiones catalana y vasca y en el último año hemos asistido a un desafío independentista en un país como España que reconoce más autonomía a sus regiones que otros países abiertamente denominados federales.
En estas líneas vamos a intentar falsar la hipótesis de que estos partidos etnorregionalistas solo surgen cuando hay un interés económico detrás. No puede surgir un sentimiento nacionalista independentista en una región más pobre en proporción que el resto del conjunto del Estado. Efectivamente nos situaríamos en la línea de Diez Medrano que dice que “el sobre-desarrollo económico explicaría la configuración territorial de unos intereses de clase distintos”. De hecho, el famoso argumento con el que empezó el órdago independentista catalán fue “España nos roba”. Un lema sencillo, falaz pero que conectó muy bien con cierto sector de la población y reavivó un sentimiento nacionalista. Nosotros sostendremos que más allá de las apelaciones identitarias y de autogobierno, estos movimientos solo surgen en regiones más desarrolladas que el resto del Estado.

Intentemos falsar nuestra hipótesis a partir de algunas regiones europeas donde han surgido partidos etnorregionalistas. Seguramente, para hacer un buen estudio del caso, es necesario fijarnos en otras muchas regiones ya que nos ampliarían el campo de variables enormemente. Sin embargo, por razones de tiempo y espacio nos conformaremos (de momento) con cinco regiones más o menos cercanas: Flandes (Bélgica), Escocia y Gales (Reino Unido), Cataluña, Galicia y País Vasco (España).

En primer lugar, hablaremos de Bélgica, un país con muchos problemas institucionales aunque con una admirable estabilidad social. El Vlaams Block partido regionalista de Flandes (Bélgica) es el partido que hemos elegido como representante del etnorregionalismo en la región flamenca. Efectivamente, Flandes es económicamente más potente que la vecina Valonia. Según Eurostat un 20% mayor de peso en la economía global del país. Además de contar con un centro administrativo a nivel de la Unión Europea como es Bruselas, lo que otorga mucha vida comercial y del sector terciario.
En análisis de Escocia es obligado, debido al reciente referéndum acerca de la independencia. El SNP (Scottish National Party) utilizó para la campaña pro – independentista carteles en las principales ciudades del país con el lema: “¿Qué dirías si te propusieran vivir en una de las naciones más ricas del mundo?” El petróleo que guardan las aguas de norte de Reino Unido unida a su pequeña población haría que fuese un país económicamente potente en caso de independencia de la corona británica.
Viajamos hacia el Sur, hacia Gales y es aquí donde nos vamos a encontrar nuestro primer “cisne negro” como diría Nassim Taleb. Gales tiene un peso menor en la economía de Reino Unido con un PIB per cápita inferior al de Inglaterra y Escocia. El Plaid Cymru (partido de Gales) es el partido que ha representado el etnorregionalismo en esta región. Sin embargo, es cierto, que ha sido un partido con un apoyo menor y que se centra en la promoción de la lengua y cultura de Gales. Sería un caso parecido al del BNG en Galicia, que nunca ha tenido un apoyo mayoritario claro en la región gallega y mucho menos ha ostentado ningún peso relevante en el Parlamento español.
Por último, en lo referente a los partidos catalanes (CIU y ERC) y vascos (PNV, BILDU) podemos decir que históricamente y también en la actualidad son dos regiones económicamente punteras dentro del conjunto nacional. En 2011 Cataluña representaba el 18.6 % del peso del PIB español (primer puesto) y el País Vasco el 6.2% (tercer puesto, superada por Madrid que representa un 18% y Andalucía con un 13.5). El caso de Cataluña es claro y el independentismo está en auge. El País Vasco tiene una historia más compleja debido a la banda terrorista ETA y al menor peso de su industria en esta época que en el siglo pasado. Aun así, su movimiento independentista / regionalista sigue vivo; el PNV gobierna la Comunidad Autónoma y el partido de corte izquierdista Bildu tiene en la actualidad 117 alcaldías.

Vemos nuestra hipótesis refrendada en parte ya que concluimos que el sobre-desarrollo de una región es condición suficiente para que nazcan partidos etnorregionalistas. Así hemos hecho recuento de los casos del Vlaams Block, el Scottish National Party, CIU, ERC y PNV, partidos que han surgidos en regiones económicamente fuertes dentro de su Estado matriz. Por el contrario, tanto Gales como Galicia, nos han hecho ver que no siempre estos partidos surgen en regiones económicamente punteras. Si bien es cierto que tanto el BNG como el Partido de Gales no han tenido tanto peso como los otros que hemos citado.
Concluimos pues que ser una región económicamente potente no es condición necesaria para el surgimiento de partidos etnorregionalistas, pero si lo es para que partidos etnorregionalistas tengan éxito. Por supuesto, esta hipótesis necesita seguir siendo falsada con otros muchos ejemplos, y por ello seguiremos investigando.