¡Bien, bien, bien!
¿O no?
Ya sabéis que tengo a mi Nico en Berlín, instalándose, y que de momento, en cuanto a las ilustraciones, se hace (mi sufrido Martin) lo que se puede.
Pero es el caso...
o
héte aquí que...
¡Finalmente!
Sacamos (de momento) la edición definitiva de Si te dicen que caí.
A ver si recupero el texto de la contraportada y lo reproduzco come il fault.
Es el caso que Juan Marsé, al consultarle ciertos pasajes dudosos de la novela (y para, con el ánimo de facilitarle la labor, le presentamos las dos redacciones previas....), se la releyó y...
De repente, accidente.
En vez de hacer una edición textual con dos variantes, hubimos de incorporar una tercera, con los consiguientes problemas a la hora de dilucidar CÖMO....
Ya que soy partidaria de que ninguna nota, por lúcida o erudita que se postule, nuble el texto primario.
Bastante nublado quedó por los censores franquistas.
Ya en su día reproduje aquí uno de aquellos informes y ahora os entrego otros.
El 17 de octubre de 1973 la editorial Novaro (convocante del citado premio) presentaba la novela de Marsé a Consulta Voluntaria , de la que resultaron dos informes demoledores. El primero, del 20 de octubre, va firmado por un Sr. Martos, y dice así
Consideramos esta novela, sencillamente imposible de autorizar. Hemos señalado insultos al yugo y las flechas a los que llama “la araña negra” en las páginas 17-21-75-155-178-202-252-274-291-309. Escenas de torturas por la Guardia Civil o por falangistas en las páginas 177-178-225-292-304-305-335. Alusiones inadmisibles a las Guardia Civil en páginas 277-278. Obscenidades y escenas pornográficas en las páginas 15-21-25-26-27-29. Escenas políticas en 29-30 e irreverencia grave en la 107. Pero después de quitado todo esto, la novela sigue siendo una pura porquería. Es la historia de unos chicos que en la postguerra viven de mala manera, terminan en rojos pistoleros atracadores, van muriendo… todo ello mezclado con putas, maricones, gente de mala vida… Puede que muy realista pero que da una imagen muy deformada, casi calumniosa de la España, de la postguerra. Sólo si hubiéramos tachado todo lo que habla de pajas y pajilleras en los cines, no quedaría ni la mitad de la novela. La consideramos por tanto DENEGABLE.
Un segundo informe, del 23 de octubre, firmado por el “Lector 12” (Carlos Gómez Rodolfo) concedía la autorización aunque con supresiones:
Se trata de una novela ambientada en la guerra y en la postguerra de nuestra Cruzada Nacional. Son las andanzas de un grupo de amigos, de matiz rojo o que actúan en la Barcelona roja y que se ven mezclados en diversas aventuras, entre las que hay actividades terroristas, proxenetismo, “voiyerismo”, comercio sexual, etc.
El hilo argumental es muy débil. En rigor la novela es un conjunto de escenas, cuyo único lazo de unión son los protagonistas, y éstos muy débilmente dibujados por el autor. Es pues una novela escrita con un estilo confuso y desvaído, con predominio del lenguaje sobre la acción y argumento, propio de una tendencia novelística moderna que podría equivaler, en literatura, al surrealismo en pintura.
Ni por la fuerza argumental, ni por la descripción de los caracteres, ni por los valores que de ella pudieran desprenderse, la novela tiene, a juicio del lector que firma, mérito especial ni gran valor intrínseco.
Está salpicada de alusiones políticas y de carácter sexual. En este aspecto se suscriben todos los párrafos señalados anteriormente, singularmente los correspondientes a las páginas 29, 30, 80, 107, 177, 178, 205, 274, 277, 278, 291, 292, 294, 295, 304, 305, 309, 335
Se indican cambien, de nuevo, las siguientes páginas en que hay párrafos o descripciones inmorales: 80, 137, 140, 164, 165, 168, 170, 210, 211, 236, 238, 241, 245, 246.
Ha de advertirse que ni las observaciones de tipo político ni las de tipo moral son, en general, de carácter profundo e insalvable. No hay delectación en lo inmoral ni ensañamiento en lo político. De aquí que, aun dado su escaso interés, si interesa salvar la novela puede hacerse, efectuando algunas supresiones. En este caso se aconsejaría efectuar, fundamentalmente, las correspondientes a las páginas señaladas en primer lugar.
Por consiguiente, se requerirá de un tercer informe oficioso, en el que no consta firma pero sí fecha: 25 de octubre de 1973. Es el más prolijo y retorcido de todos, pese a mostrar cierta flexibilidad a la hora de permitir su publicación. Y en él destaca asimismo, la perversa propuesta sobre el título.
A primera vista parece que la tesis central del presente libro debería ser política, y no lo es. Por su título, dedicatoria, ambiente argumental, y circunstancias de su galardón con el Premio Internacional de Novela “México”, puede caerse fácilmente en la tentación de exagerar el matiz político de la obra, que efectivamente lo tiene, pero que requiere una detenida distinción.
Novela ambientada en la Barcelona de la posguerra. Débil y con hilo argumental escaso. Más bien son pinceladas, confusas y a veces inconexas, que constituyen un estudio psicológico de diversos personajes. Personajes por supuesto rojos y vencidos, integrantes de un grupo clandestino, que van desgranando su melancolía y desánimo en una serie de actos para no enterrar por completo una causa que no supieron conquistar, y que por supuesto saben perdida para siempre.
El estudio de estos personajes es a veces patético y desalentador. Proxenetas, carteristas, verdadera escoria humana, que más que idealistas son pintados con trazos crudos como verdaderos criminales vulgares. Desde este punto de vista no deja de ser aleccionador el cuadro plasmado por el autor. No están mitificados, no son héroes idealistas ni patriotas, sino vulgares delincuentes que, a través de sus humanas miserias y de la utópica esperanza de conseguir lo que saben no conseguirán, van desgranando sus estériles existencias, la mayoría de las veces a cuenta de la policía y del orden establecido.
Punto crucial es discernir la tesis ideológica del autor. De manera clara no se desprende un ataque abierto al Régimen ni a sus Instituciones. Más bien parece que el autor se ha dedicado a una labor puramente literaria, de trazos psicológicos de los personajes, sin intención de realizar una novela “estrictamente política”. Eso sí, existe en toda la obra una gran dosis de desprecio hacia la Falange y hacia los representantes de la Iglesia coaligada con el militarismo Nacional. Desprecio, ironía demoledora y falta de respeto que existe en casi todo el libro, pero –y es lo destacable- de manera incidental, sin constituir el nervio fundamenta de la trama novelística.
Entendemos que si el autor o Editorial se encuentran dispuestos a realizar determinadas supresiones o modificaciones, el libro podría ser autorizado. Por supuesto que en su contenido íntegro es absolutamente denegable, por sus implicaciones políticas e incluso de índole moral.
Finalmente un punto sensible lo constituye el título. Su relación con el himno de la Falange, aconsejan su eliminación. No obstante, en consideración de las circunstancias que en el libro concurren, comprendemos la dificultad de este empeño. Bien es verdad que si del contexto general se eliminan las supresiones que a continuación se relacionan, el título quedaría desligado de aquél, hueco y falto de sentido, y en este supuesto quizá no constituyese demasiada dificultad el mantenerlo.
Textos extraídos de mi artículo "Juan Marsé y la censura franquista", publicado en Cuadernos Hispanoamericanos, 721/722, julio-agosto de 2010.
¡Ay! Y a todo esto, sin ser imprescindible, estuve allí...