Parto Humanizado: ¿qué es?

Por Mamikanguro @MamiKanguro

El parto y el nacimiento humanizado se fundamenta en la valoración del mundo afectivo-emocional de las personas, la consideración de los deseos y necesidades de sus protagonistas: madre, padre, hija o hijo y la libertad de las mujeres o las parejas para tomar decisiones sobre dónde, cómo y con quién parir, en uno de los momentos más conmovedores de su historia.

Lo opuesto es el proceso de medicalización habitual en el que el destino de la mujer y su hijo está sujeto a procedimientos de intervención rutinarios que no consideran las diferencias y especificidades individuales, transformando en violentas las actitudes asistenciales.

¿QUÉ SIGNIFICA PARTO HUMANIZADO?

  • Reconocer en padres e hijos a los verdaderos protagonistas.
  • No intervenir o interferir rutinariamente en este proceso natural, no habiendo una situación de riesgo evidente.
  • Reconocer y respetar las necesidades individuales de cada mujer/pareja y el modo en que desean transcurrir esta experiencia ( en una institución o en su domicilio).
  • Respetar la intimidad del entorno durante el parto y el nacimiento.
  • Favorecer la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de parto (parto en cuclillas, en el agua, semisentada, o como desee).
  • Promover el vínculo personalizado entre la pareja y el equipo de asistencia profesional.
  • Respetar la necesidad de elección de la mujer de las personas que la acompañarán en el parto (familia, amigos).
  • Cuidar el vínculo inmediato de la madre con el recién nacido, evitando someter al niño a cualquier maniobra de resucitación o exámenes innecesarios.

Un testimonio de vida

Mi parto. Nuestro parto. Reapropiarnos.
“El parto de Patricia”Mi embarazo no fue planeado, fue un regalo aceptado y vivido con total alegría y felicidad. Mi embarazo fue excelente, sin complicaciones, sin padecimientos, y nos enteramos que tendríamos una nena. Pasamos los primeros meses buscando información sobre todo lo que tuviera que ver con el parto y dónde tener a nuestra beba dado que no teníamos en ese momento una cobertura médica. Cada acercamiento a clínicas y planes, cada consulta médica nos dejaba insatisfechos y vacíos, pero sin saber bien qué era lo que nos faltaba. Como una señal llegó a nuestras manos el libro de Carlos Burgo, Parir con Pasión, el cual cambió nuestras vidas y nuestras elecciones radicalmente. Y entonces el parto sí fue planeado, o mejor dicho fue elegido. Principalmente empezamos a reapropiarnos del parto. A pensar que era algo sobre lo cual podíamos pensar, preguntar, dudar, decidir, consultar, elegir. No sabíamos cómo iba a ser, pero sí sabíamos todo lo que no queríamos. Y cada vez lo sabíamos con más claridad, con cada reunión, con cada entrevista con Carlos, con la seguridad y la confianza que sentíamos con él, y luego también al conocer a Alejandra.

Juana nació en casa, después de un trabajo de parto de 24 horas que las pasé en mi casa con Jorge, descansando, haciendo chistes, tranquila y relajada, transitando cada momento, un camino al cual se sumó luego nuestra partera Alejandra que fue una maravilla de acompañante y contención, y más tarde Carlos.

Toda la primera parte aunque suene raro fue divertida en muchos aspectos. Rompí bolsa un domingo a las 6 de la mañana, la excitación por el momento que finalmente había llegado ya no me dejó dormir, y claro, yo no lo dejé dormir a Jorge, asi que se fue a la panadería a buscar facturas. Esperamos un par de horas y le avisamos a Carlos, comi, descansé, filmamos, armamos la piletita, hablábamos por teléfono con Carlitos y creo que habrá pensado que estabamos de joda por cómo lo atendimos riéndonos, haciendo chistes, estabamos muy relajados. Luego no recuerdo todo exactamente, tengo flashes como de película, me moví buscando posiciones, sentí dolor pero no fue terrible, grité un poco.

Todas las sensaciones que viví fueron intensas y fuertes y únicas, pero lo que más recuerdo es que me sumergí en todas esas sensaciones sin cuestionamientos ni resistencia, y me envolvieron como llevándome a otra dimensión donde lo único que percibía era la panza, la fuerza y los movimientos de Juana por salir y cada movimiento de mi cuerpo acompañando esa fuerza con otra fuerza propia, animal, impulsiva y espontánea, una fuerza que yo no manejaba ni dirigía. Me sentía profundamente dentro de mí misma, pura sensación. Incluso durante unas cuantas horas ni le hablé a Jorge, se sentó en una silla, y finalmente se puso a charlar en voz baja con Ale en el sillón, mientras yo seguía en mi burbuja.

Nuestro departamento era chiquito pero nos arreglamos para armar una piletita de lona en la cual me sumergí varias veces para aliviar las contracciones. El agua caliente fue maravillosa para mi cadera y mi panza, y me relajó muchísimo, y si bien varias veces había fantaseado con la idea de un parto en el agua, en un momento salí de la pileta sin pensar en lo que hacía y busqué sentarme en una silla y agarrarme de los apoyabrazos, y empecé a pujar. Luego pasé al banquito de parto y Jorge se sentó detrás de mí sosteniéndome, abrazándome por atrás, animándome. Teneme, le dije, me agarré de sus brazos y pujé.

El 4 de abril de 2005 a las 6 y 11 de la mañana Juana nació en casa, en nuestra casa.

La parí sentada, mi marido me sostenía desde atrás, delante de mí estaban nuestra partera Alejandra y nuestro maravilloso obstetra Carlos Burgo.

Juana nació en un clima de calidez y armonía, con música suave, con luz tenue, sin apuros, sin órdenes, sin intervenciones innecesarias, sin manipulaciones gratuitas, sin anestecia peridural, sin episiotomía, salió de mí hacia mis brazos a recostarse sobre mi pecho, a tomar la teta, con los brazos de su papá rodeándonos, quien luego de un ratito cortó el cordón umbilical.

Todos nos dijeron que estábamos locos, yo estaba loca, ¿parir en casa? ¿Y si pasa esto, lo otro y lo de más allá? Una locura. Jorge dijo un día: “tal vez es inconciencia, tal vez es convicción, no sé”, pero no saber fue el comienzo de un camino distinto al que la realidad del hoy dispone mayoritariamente sin razones. Fue en tal caso una locura maravillosa, de esas que suceden cuando nos entregamos verdaderamente. Si confiamos en algo más grande que nosotros mismos, sin poner nombres, diría que por sobre todas las cosas, las mujeres estamos diseñadas naturalmente para transitar este hecho de la vida desde el comienzo de los tiempos. Yo me entregué a ese saber.

Hoy Juana tiene 2 años y es una hermosa, sana e inteligente niña transitando su salita de 2 en el jardín con mucha alegría.

No puedo dejar de hablar de esto cada vez que tengo oportunidad, pero no es hacer propaganda, y si lo fuera, y aunque me tilden de loca, sólo me mueve el deseo de que todos puedan vivir una experiencia tan plena, tan maravillosa, tan gratificante, tan feliz.

Al mejor estilo de nuestros abuelos y bisabuelos que nacían y parían en sus casas, puedo decir que mi experiencia fue maravillosa, especial y única, pero que seguramente hay y habrá, muchas experiencias como la nuestra, y cada vez son más las mamás y papás que buscamos un parto más humanizado, natural, asistido, cuidado y contenido, acompañado por profesionales respetuosos de nuestras necesidades, deseos y elecciones, y respetuosos con ese ser tan importante que está llegando. A todos ellos, que trabajan para que así sea, gracias.

Fuente: partohumanizado.com.ar

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