Hace unos días terminé el libro sobre la Guerra de la Independencia sobre la que escribí mi anterior post, y nadie debe preocuparse: en el libro volvíamos a ganar al final a los franceses y la Historia permanece igual. Luego de un par de novelas policíacas, “negras”; he vuelto a la Historia y me estoy sumergiendo en la antigua Roma; especialmente en su herramienta implacable de conquista y colonización: la Legión Romana. Como de costumbre, intento evitar los simples relatos de batallas, emperadores y gladiadores y me centro en el día a día del ejército romano, en quienes eran y cómo vivían; y he llegado a la conclusión que eran gente muy, muy dura; sacrificada y brutal en muchas ocasiones. Tal vez los mejores soldados de la Historia. El autor de uno de los artículos del libro es Roberto Pastrana que, a parte de más disciplinas que domina, es un apasionado de la vida cotidiana en la antigua Roma y un “recreacionista” de la época. Los legionarios eran muy brutos, dije, y para muestra un botón: en Agosto de 357 un general llamado Juliano se puso al frente de 15.000 legionarios para intentar derrotar a los alamanes en la Galia. El ejército romano avanzó desde antes del amanecer y marchó durante 30 Km. bajo un sol de justicia hasta que avistó al enemigo cerca de la actual Estrasburgo. El ejército está agotado, pero Juliano comprende que ha sorprendido a los alamanes y que a la ocasión la pintan calva; así que ordena atacar y obtiene poco después una victoria ¿Cómo lo hicieron?. Luchar una batalla tras una marcha forzada bajo el Sol de 30 Km. no es poca cosa, mas cargando con la impedimenta militar; y teniendo en cuenta que los legionarios comían dos veces al día (almuerzo y cena), que está calculado que consumían al día mas de 5.000 Kilocalorías y que su dieta principal consistía en pan, aceite, algo de carne, queso y, agua con algo de vino y los vegetales y legumbres que pudiesen encontrar. Pues lo hicieron, y no solo fue esa vez ni mucho menos. Gente dura; muy dura. Tras el magnífico artículo de don Roberto Pastrana, ofrece al lector una receta legionaria de uno de los “menús” favoritos de aquella tropa, supongo que por si alguien se atreve a guisarla, comerla, cargar con más de 25Kg. de peso, marchar 30 Km. y después combatir un buen rato con bárbaros sedientos de sangre. Yo no pienso hacerlo, naturalmente, mi seguro no incluye suicidios masoquistas. Se trata de la “PULS FABATA”, unas gachas de trigo o cebada con alubias que mostró un tal Junkelmann (que debe saber mucho de esto) sobre un texto de Plinio el Viejo:
INGREDIENTES (para 4 personas):
250 gr. de trigo o cebada. Si no hay disponible utilizar sémola de trigo duro.120 gr. de alubias o habas secas (en remojo previamente).20 gr de tocino.1 cebolla.Agua, aceite, vinagre y sal.
PREPARACIÓN:
Calentar una olla con aceite, añadir la cebolla y el tocino troceados y rehogar. Añadir el trigo y rehogar. Verter algo de agua y las alubias.Remover y echar más agua si fuese necesario.La consistencia deseada es la de una papilla o puré parecida a la actual “ZUPPA DI FARRO” de la Toscana.Sazonar con vinagre y sal y probar antes de retirar del fuego. Regar con un poco de aceite antes de servir.Se pueden utilizar otros ingredientes como zanahoria y/o ajo.(Markus Junkelmann“Punis militaris. Die Ernärungdes römischen soldaten oder der Grundstoff der Match”) Lo dicho: gente dura.
By Nacho 17/01/2016