Se me rompe el ayer como una ineluctable porcelana profana. Me han dicho que es cosa de Japeto o De alguna pálida palmada venida desde el fondo Pero se me eriza con perseverancia lo desleído, Lo meramente cómico salido a pasear entre el malestar de la hojarasca. Un canto de sinsajo me atormenta en el eco de esta fortaleza Y el jaguar es un ojo miope por donde son bautizados ciertos iniciados.
Un día morí de hambre sin alcanzar a reconocer el corazón fuera del pecho; Esta bien que la llanura se torne de ausencias o niebla venida de los que esperan: La gravedad en medio del viento es solo para los que han emprendido el riesgo del amor .
Se afirma que hay un pedestal, la lágrima propuesta para encabezar un olvido, El color negro no sabe de las sombras que se extrañan, menos de una piel perseverando. El despecho es como una botella olisqueando el paso de los tangos estrellados en las nubes Y es verdad que si se aprieta duro un beso puede llover en una estrella parecida al recuerdo.
Yo he movido fugaces noches como si fueran estepas interminables donde siempre es de lobo Y en el arco he lanzado el furor del frío y la soledad que consienten a cualquier salvaje.
Pero hablemos de cosas que no puedan estar ya entre las líneas de las manos, Concedamos a esta mirada un rosicler para tamizar la harina justa de las tizas, Pongamos el grito como un muerto declarando el miedo Y sintamos en el vientre el despertar de un espasmo, De la mera sonrisa aceptando la lluvia en las despedidas.
Me dicen que no está bien pensar en voz alta en la copa de los árboles. Pero que puedo hacer contra la marea de las cosas perdidas, Mi amor es como el sabor de los mangos en la noche.
Hay un dedo señalando, hay un dedo a punto de tocar un seno. A veces la presencia consiste en pensar un nombre.
La sirena se desnuda los hombros y los borrachos dejan de escupir al océano.
Ambos sabemos que esa fabula no existe, pero alguien escribió el poema.
Se me rompe el ayer como si fuera un ineluctable espejismo, Me han dicho que es cosa de un suspiro reprimido en el fondo de las ganas o De alguna blanca caricia proferida en la distancia.
Pronto amanecerá y volverán las cosas de siempre a proponer el día. Nunca sabré que hombre fue el que se reflejó en tus ojos. Toca el violín hasta que responda el silencio. Dispersa.
Ojalá el deseo tenga listo el beso para el rincón del desmayo.