Pasajeros a Indias, 1503 - 1790, Prólogo (I)

Publicado el 11 enero 2015 por Monpalentina @FFroi
Hemos contactado en varias ocasiones con el autor de este trabajo, pues aunque acepta explícitamente la copia y difusión de su obra, como pueden ver en el prólogo que le dedica su sobrino carnal, queríamos que dispusiera del espacio que hemos venido ofreciendo a otros escritores y blogueros para explicar los motivos que le llevan a emprender esta aventura. La historia que rescatamos a lo largo de doce capítulos (doce semanas) es apasionante y pido desde aquí a todos los que vayan llegando, su atenta lectura y difusión a través de las redes, de manera que sirva de homenaje al autor que, buscando la suerte de otros paisanos lebaniegos y cántabros que embarcaron por aquellos años, encontró muchas historias relacionadas que nos introducen en un mundo del que sólo teníamos noticias por las hemerotecas y los libros. Sirva el prólogo para iniciar aquí el primer paso. 
Froilán de Lózar
Capítulos de la obra de José María González-Cotera Guerra publicados en este blog.
  • Advertencias preliminares
  • Introducción. [19-01-15]
  • La Casa de la Contratación. [26-01-15]
  • La Licencia de paso a Indias. 02-02-15]
  • Los barcos. [09-02-15]
  • La navegación. [16-02-15]
  • El viaje. [23-02-15]
  • El matalotaje. [02-03-15]
  • El embarque. [09-03-15]
  • El comercio. [16-03-15]
  • Registro de pasajeros. [23-03-15]
  • Origen de pasajeros. [30-03-15]

Sobre el autor, la edición y  la licencia de esta obra.
 
Javier de la Cueva González-Cotera
Abogado

En mayo de 2006 hice junto con el autor un viaje a Santander con la finalidad de reunirnos con personas del entorno cultural institucional de dicha ciudad. El objeto de la reunión era la edición y publicación del libro Pasajeros a Indias de Liébana y sus valles circundantes (1503 - 1790) según la documentación del Archivo General de Indias que José María González- Cotera había escrito revisando y transcribiendo durante años documentación del Archivo General de Indias sito en Sevilla. Los problemas que allí encontramos fueron los propios del sistema editorial actual: se trata de un libro no comercial y su edición no sería rentable dada la especificidad del tema del que se ocupa. 
No importa si el contenido del libro aporta una riqueza hasta ahora inédita sobre los movimientos migratorios de los montañeses a las Indias; tampoco son relevantes ni su calidad ni lo que pudiera esta obra aportar a la Cultura. Se trata de una obra destinada a no ver su publicación por los métodos tradicionales ya que su edición nunca sería rentable. El caso de este autor no es único sino que se trata de un ejemplo no aislado en el presente sistema de producción de obras literarias, artísticas o científicas. En los tiempos actuales la industria cultural, cuya denominación apropiada (en aras al rigor conceptual) sería industria del entretenimiento, sólo tiene una finalidad que es la lógica en las empresas: la maximización del beneficio. Ello no es ni bueno ni malo, es cuestión del realismo que conviene tenga un escritor o investigador anónimos antes de acometer una obra no comercial: si su ilusión es publicar, tendrá problemas para encontrar quién se ocupe de la edición en papel. En numerosísimas ocasiones desde un par de años antes del viaje a Santander, el autor y yo, dada nuestra cercanía familiar (es tío carnal mío), habíamos hablado de las nuevas tendencias de la propiedad intelectual y lo que estos nuevos modelos pueden hacer en favor de la Cultura, solucionando el problema que hemos explicado en los párrafos anteriores. 

Se trata de la autoproducción con licencias que permitan la copia del ejemplar digital. Provienen estas tendencias sobre derechos de autor del entorno de las universidades de Harvard, Berkeley, Stanford y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, instituciones que no se caracterizan precisamente por su panderetismo cultural. La metodología de la producción de estas instituciones es legataria de dos modelos: el método científico de compartir conocimiento y la concepción de la Cultura como un bien comunal perteneciente a toda la Humanidad sin excepción. Ambos elementos, método y Cultura, deben ser transmitidos a las generaciones posteriores, lo que supone un justo pago del tributo que todo autor debe a sus fuentes. La originalidad pura no existe y toda autoría debe mucha parte de su creación a la obra de quienes vinieron antes. Las normas de propiedad intelectual vigentes establecen que corresponde al autor la decisión de establecer las condiciones de copia, transformación, distribución y difusión de su obra y presumen que si nada se menciona, ningún derecho se concede y nada se puede hacer. Para evitar este sistema restrictivo y como herramienta útil para realizar el pago transgeneracional citado, se impulsaron desde las instituciones mencionadas un sistema de licencias de propiedad intelectual, existiendo hoy en día el denominado Movimiento Copyleft que se dedica a la creación y promoción de obras bajo este tipo de licencias entre las que se encuentra la escogida por el autor. Nacieron así las licencias libres de las que son exponentes las licencias Creative Commons que permiten que el autor pueda exponer públicamente qué pueden hacer los lectores con la obra para que éstos no necesiten pedirle permiso.

.../Este es el sistema elegido por el autor para licenciar su obra: una licencia Creative Commons by-nc-sa. El autor le permite, sin necesidad de que usted le pregunte nada, copiar la obra, distribuirla y transformarla bajo unas condiciones que simplemente consisten en que usted tiene la obligación de citar la autoría, no puede utilizarla para usos comerciales y si la transforma o construye sobre la misma, le tiene que imponer una licencia también libre: la misma licencia que la que usa el autor. De esta manera, se permite construir sobre esta obra y ampliarla sin que nadie le pueda llamar a usted delincuente o que esté atentando contra los sagrados derechos de los autores. Es el propio autor quien así lo ha determinado. Cuando hablemos de Cultura, sepamos que la industria que ahora la sustenta no es capaz de producir ni divulgar obras así. No es culpa de la industria, sino de las incapacidades de un sistema obsoleto y caduco tan necesitado de reconversión como en su momento lo fueron los altos hornos. 

En cuanto a la edición de la obra, se ha utilizado LATEX como sistema de edición. He de dar las gracias a Miquel Vidal por su ayuda con su amplio conocimiento de edición en LATEX. Para la distribución en formato digital se utilizan servidores bajo software libre. Ahora, gracias a Internet pueden ustedes acceder a esta obra. Compártanla con la misma generosidad con la que el autor la ha escrito y ahora procede a su edición digital; úsenla para construir sobre la misma. Disfruten. Juzguen ustedes mismos y no permitamos que nos cuenten cuentos sobre la Cultura.

Javier de la Cueva González-Cotera.

Madrid, Diciembre de 2007.