Pasar de una Democracia representativa a una Democracia Participativa. La utopia necesaria!

Publicado el 03 noviembre 2011 por Sofogebel
Por la Lic. Graciela Salazar *
El escenario cambiante y turbulento de la crisis económica en el contexto internacional, una vez más evidencian el fracaso de la recetas que consideran como eje del desarrollo solamente las variables macroeconómicas. Economía, política y equidad social se vinculan de manera inseparable para el logro de ciudades inclusivas y sustentables.
Sergio Boiser de la CEPAL nos plantea: “No hay ninguna receta que garantice el éxito en materia de desarrollo. Pero sí hay por lo menos dos afirmaciones ciertas: Si el desarrollo se encuentra en nuestro futuro, no será con las ideas del pasado que lo alcanzaremos; si el desarrollo es un producto de la propia comunidad, no serán otros, sino sus propios miembros quienes lo construyan”.
Terminamos un año de múltiples ejercicios eleccionarios. Todos asumimos y reconocemos el sistema Democrático como el mejor sistema en el que el ciudadano tiene la oportunidad de opinar e incluso tomar decisiones en las Políticas Públicas. Sin embargo, ¿cuanto de esta afirmación es real en la práctica cotidiana?.
…”Esta la puerta abierta, juntemos nuestros sueños, para vencer el miedo que nos empobreció…” Depositar nuestro voto y elegir de manera libre y consciente quienes nos representen es solo una parte del sistema Democrático, (es abrir la puerta) hacernos cargos y lograr sostener la participación es un desafío necesario; (es juntar los sueños y vencer los miedos).- Es aspirar a ser una gran Nación, con un modelo innovador de Desarrollo inclusivo y distributivo.
Tendemos a creer que participar es opinar de todo, en cualquier momento y bajo cualquier modalidad, o bien a ser totalmente indiferentes y ausentes de los problemas comunitarios. Limitamos nuestra participación al día de las votaciones y pasadas estas; nunca más. Otro falsa creencia es la “participación reactiva” ante una situación emergente, una crisis, un accidente, o una situación compleja, “reaccionamos” nos movilizamos, reclamamos, hacemos acciones aisladas… al poco tiempo, atenuado el problema que nos convocaba, la participación se diluye o debilita, el problema ya es ajeno; o el mido se apodera y nos condiciona.- Otro modelo es la queja sistemática, sin aportes, sin estrategias.-
Actualmente existe una nueva concepción del ciudadano como contribuyente y como consumidor. Plantearnos una “ciudadanía comunitaria” permitirá intentar una solidaridad combinada con prestaciones sociales reales que tienen que ver con los bienes y servicios, pero que fundamentalmente se afianza en la participación para el desarrollo: personal, familiar, social – comunitario, económico- productivo, ambiental, tecnológico, desde la organización, la eficacia y el cumplimiento de deberes y derechos.
El ciudadano paga los tributos para gozar de determinados bienes y servicios, pero también para asegurar un pacto social de convivencia democrática.
García Delgado en su presentación de la ponencia Estado y Sociedad plantean: “La ciudadanía como conjunto de derechos y obligaciones, va ligada a la pertenencia a una comunidad. Una sociedad individualista y fragmentada, disuelve el principio democrático de inclusión e igualdad y lo reemplaza por el de diferenciación (discriminación) al tiempo que un nuevo macro contrato social legitima el funcionamiento del mercado”
El individualismo instalado, no involucrarnos, dejar que los problemas, y las culpas siempre sean ajenas, el no interesarnos por lo Publico, o solo interesarnos cuando un problema afecta mi interés particular, debilita las instituciones e incrementa la pobreza y la exclusión. Para que la Participación sea eficaz, debe ser orgánica y organizada.
Los Movimientos Ciudadanos de Inclusión Social y Participación Activa dan Resultados positivos y tangibles en el Desarrollo y en la organización de las Comunidades.
“Desde una concepción amplia, puede decirse que la participación es la capacidad y la posibilidad de las personas y los grupos de influir en las condiciones que afectan sus vidas.”
Como integrantes de una sociedad, las personas siempre participamos en la vida pública, aún cuando por desconfianza, miedos o desinterés, expresemos que no nos interesa la política, estamos adoptando una posición que no es neutral.
Asistimos a un notable pluralismo de opiniones, problemas e intereses que requieren respuestas innovadoras, que nos ubiquen como ciudadanos “copropietarios de lo público”, Vecinos habitantes de un territorio determinado que nos pertenece. La nueva educación cívica nos propone la trasformación de ir entendiendo la democracia participativa como complementaria y necesaria de la democracia representativa convencional.
Hay países que ya probaron ultimes herramientas de participación: consultas públicas, referendos, encuestas, instancias consultivas, consejos de desarrollo local, mesas de gestión ( actualmente en Tucumán se implementan en algunos Municipios), presupuestos participativos etc.; estas herramienta con el creciente involucramiento de las Organizaciones de la Sociedad Civil, y la incorporación de nuevas tocologías de comunicación, constituyen una alternativa viable de cohesión social , de fortalecimiento de los vínculos ciudadanos y por lo tanto de desarrollo social con impacto en la calidad de vida del vecino como actor político incluido en los procesos de toma de decisión – acción.- Pasar de la utopía, a la urgencia de concretar en acciones el deseo de “vivir mejor”, es un ejerció de cumplimiento de deberes para gozar de derechos.
La opción de participar a conciencia o participar sin interés, dejando en manos de otros las decisiones que afectan a todos los ciudadanos, construye sociedades muy distintas.
Ya votamos, ahora nos corresponde hacernos cargo de la utopía necesaria de pasar de una Democracia representativa a una Democracia Participativa.
* Lic. Graciela Salazar
Trabajadora Social
Esp. En Desarrollo Local y Gestión del Conocimiento.-
Fuente: tucumanalas7.com.ar