Pasarela primavera-verano de las gaviotas reidoras

Por Aver Aves @AverAves

Adulto de gaviota reidora con la caperuza oscura propia de la época de reproducción. Detrás, un ejemplar más jóven con la cabeza igeramente “manchada”.

Javier Rico

El parque Enrique Tierno Galván, en el distrito de Arganzuela, era una de las grandes zonas verdes de la capital (45 hectáreas) que nos faltaba por recorrer con Aver Aves (sumamos ya 75 parques y jardines en la ciudad de Madrid), en este caso como chequeo a su fauna alada de cara a futuras rutas con coles cercanos. Fue una visita muy rápida, solo por un tercio de su superficie (prometemos volver a recorrerlo entero), pero suficiente para constatar su valor para la diversidad ornitológica, entre la que destaca la variada librea de las gaviotas reidoras y el gran repertorio de cantos del resto de las aves en estos momentos.

Todo lado negativo tiene su lado positivo, y en la naturaleza, incluso la urbana, también se cumple. No resulta muy estimulante comprobar que los tres estanques comunicados que hay al este del parque, en el borde con la M-30, están semisecos. Ocurre además que cuando aflora el limo lo hacen también las vergüenzas de nuestra sociedad, reflejada en el deterioro y las basuras existentes en sus vasos. Pero hete aquí que también aflora comida para las aves.

Los más comunes y distinguibles mirlos, urracas y palomas se afanaban el pasado sábado, junto a otras especies menos conocidas (lavanderas, gaviotas reidoras y hasta una garceta común) en remover la capa de limo y pequeñas zonas encharcadas en busca de cualquier invertebrado que les sirviera de tentempié mañanero. Ánades azulones, en la parte más inundada, completaban una escena que en ocasiones retrotraía a la de un humedal al uso. Recordamos que esto se produce en una cuña de terreno cercada por la M-30 y las vías del tren de cercanías.

A esta gaviota reidora le quedan unos días para alcanzar el tono oscuro completo en su cabeza

En esta composición de avifauna acuática nos centramos especialmente en las gaviotas reidoras, esas que aún oyes llamar “patos blancos” a algún viandante. En estos momentos están adquiriendo sus colores primaverales, previos al celo, que les llevan a tornar la cabeza del blanco con una manchita negra en la oreja a una caperuza marrón oscura mucho más extensa y llamativa. De la manchita a la caperuza hay un mundo de transición de formas y colores que se aprecia ahora mejor que nunca, unido a la diversidad de tonos que presentan los ejemplares más jóvenes.

Este ejemplar, también fotografiado en el parque Tierno Galván, es más joven y presenta tonalidades más claras y pardas en su librea

Las gaviotas, especialmente sus juveniles, están entre las aves más difíciles de identificar por el parecido que muestran algunas especies. Por este motivo os recomendamos que cojáis un punto determinado de la ciudad (este mismo parque, o Madrid Río, o el estanque del parque de Las Cruces) y aprendáis a identificar tanto a la gaviota reidora como a la sombría, que son las dos aves marinas que más se dejan ver por entornos urbanos y que en breve nos dejarán para criar en lugares más tranquilos y/o norteños.

Al festín de las reidoras en el estanque de este parque de Arganzuela se sumó una garceta común

Todos los pasos que dimos, fuera entre los estanques, zonas de pinar, praderas o parterres ajardinados, estuvieron acompañados de los cantos primaverales de verdecillos, verderones, petirrojos y mirlos. Es otra forma de hacerse notar de cara al celo. Los amoríos más evidentes de parejas de cotorras argentinas y palomas zuritas animaron una primera aproximación al parque Enrique Tierno Galván, que tendrá segunda parte en una ruta para dar con todo lo que vuela y pía en la zona más cercana al Planetario.

La primavera añade un punto de exaltación botánica y ornitológica al parque

De todas formas, solo con esta primera parte del “documental literario” (también prometemos ir subiendo algunos vídeos que tomamos durante el recorrido) demostramos que cualquiera de los colegios más cercanos tiene a pie de centro (y de las casas de las familias de sus escolares) una rica diversidad de aves dispuesta a ser observada y disfrutada. Los colegios Tirso de Molina, Miguel de Unamuno y Plácido Domingo son los que se encuentran en mejor posición.

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