Elegimos constantemente: algunas veces acertamos, otras no mucho y hay veces que la fastidiamos tanto que nos da vergüenza reconocerlo y escurrimos el bulto, pero me imagino que así es la vida.
La de hoy estimo que, pese a lo que digan o dejen de decir; a lo que piense yo o pienses tú, será otra elección más. Salga el que me guste a mí o el que te guste a ti, la cosa está clara: la democracia gana. Y sea como sea, y aunque me cueste ser tolerante y ponerme en el voto de otra persona a veces, es así.
Seguimos viviendo en un país en el que merece la pena vivir, por el que merece la pena votar y en el que sabemos que salga quien salga, será por justicia. No por manipulación de urnas, votos a punta de pistolas o dictaduras disfrazadas. Me siento orgullosa de ser española y, en el fondo, sueño el día en el que pueda levantar la bandera de mi país sin más trascendencias que la de pertenecer a él y no a un ideal que no comparto.
Pese a que los cielos incluso lloran de incertidumbre por los años que nos esperan, yo intentaré mantenerme fuerte. No voy a decir que me da igual, porque no me da. No voy a decir que no me voy a preocupar, porque estaría mintiendo.
Que gane el mejor, aunque yo sepa quién es y tú intuyas lo contrario.