Será que se acerca el solsticio, o la luna llena, o que estoy con “esos días”, la cuestión es que te traigo un planteo filosófico: pesarse o no pesarse, that’s the question, baby.
Yo me peso absolutamente todos los días, apenas me despierto voy al baño y hago mis necesidades (como para pesar menos, ¿viste?), me saco toda la ropa (por la misma razón) y me subo a la balanza. No te digo que es exactamente a la misma hora cada mañana, pero más o menos, porque el Pitufo no me deja dormir demasiado los fines de semana, así que entre 7 y 8 AM sigo mi ritual pesístico.
Llevo haciendo esto mas de un año y la gran mayoria de las veces ya sé antes de pesarme si subí, o bajé o me quedé igual, porque he llegado a conocer a mi cuerpo y puedo predecir cómo reacciona a lo que yo haya hecho el día anterior. Pesarme cada día no lo hago ni para premiarme, ni para castigarme, lo hago para aprender.
Pero este miércoles me pesé por la mañana y había subido 1.5 kg. Sí… leiste bien… no 150 gramos… un kilo y medio. De un día para otro. Y en plena Fabusemana, así que tuve que anunciarlo a todas las participantes, porque parte de nuestras actividades es compartir el diario con el peso, el agua, el ejercicio, la misión y las comidas.
Por un momento se me pasó por la cabeza “qué van a pensar las chicas… aquí estoy yo diciendo que se puede adelgazar sin dieta, y vengo y anuncio que subí un 1 kilo y medio en un día”.
Pero piensen lo que piensen, es la realidad, y no voy a esconderla ni disfrazarla. Yo te aseguro que se puede bajar sin dieta, soy la prueba fehaciente, y bajé ya 20 (bueno, hoy debería decir 18) kilos sin hacer dieta. Pero es un proceso, y es un proceso lento. Y el peso oscila, a veces bajás, a veces subís, lo que importa es la tendencia y los resultados a largo plazo.
Esto me lleva al planteo de hoy: si lo que importa son los resultados a largo plazo, ¿por qué me peso todos los dias?
Buena pregunta, y no tengo una respuesta lógica para dar, sino que lo voy a explicar desde lo que siento:
El método Más Placer, Menos Dieta, y los 4 Hábitos, son placenteros para seguir y no requieren sacrificios ni privaciones, pero hay que seguirlos. Cada día. Y hay que estar vigilante a la actitud, a la energía que vamos sintiendo, cada día: ¿la estamos pasando bien? ¿estamos disfrutando? ¿nos estamos dando prioridad a nosotras mismas? ¿sentimos ganas de vivir? ¿pusimos nuestra felicidad en la agenda? ¿nos queremos? ¿estamos caminando lo suficiente? ¿estamos tomando mucha agua? ¿estamos comiendo con calma, ensalada, disfrutando y masticando bien? Cada día, todos los días.
Es fácil irse despistando, y abandonar los hábitos. Es fácil distraerse y volver a la forma de vida que teníamos antes.
Pesarme cada día es una forma de reforzar estos hábitos, de recordarme cada mañana que esta es la nueva forma de vivir que he elegido.
Y la única respuesta posible a una subida de peso de un día para otro, como la mía de 75.6 a 77.1, es preguntarme por qué. Pero no en plan trágico, rasgándome las vestiduras “ooooh Dios mío por que??!“, sino en una clara y objetiva búsqueda de la causa.
Y después de preguntarme por qué, lo única acción posible es seguir adelante. No voy a abandonar los 4 Hábitos, ni la Fabusemana, por una subida de peso que no puedo explicar.
No tengo otra alternativa que continuar en este camino, porque no quiero volver a la obesidad, y sé que intentar hacer dieta o prohibirme alimentos a mí no me sirve, solamente me obsesiono y termino dándome un atracón al fin del día.
Te cuento para que sepas que aunque perdí un montonazo de kilos y escribí el librito, no es que estoy ya “arreglada para siempre”, todavía de vez en cuando tengo semanas como estas.
Que adelgazar sin dieta es posible y es un camino, un viaje.
Que me peso todos los dias porque cada día tengo que volver a elegir quedarme en este camino, que la mayor parte de las veces va avanzando a un ritmo agradable, pero que a veces se hace un poco lento.
Y con sus momentos rápidos o lentos, siempre, definitivamente, vale la pena.