Desde el estreno en 1996 de Toy Story el baremo para juzgar una película de animación sufrió una sensible variación al alza. Este hecho sirvió para refinar el paladar del aficionado, que comenzó a demandar, además de un acabado técnico impecable, historias de calidad que sedujesen tanto al adulto como al niño, lo que devino en un acicate para la propia industria que hubo de dar lo mejor de sí misma para satisfacer tan altas expectativas. Pixar marcó el camino, Dreamworks aceptó el envite y el resto de grandes compañías, con Disney a la cabeza, más pronto que tarde hubieron de adaptarse a los nuevos gustos. A Illumination Entertainment le llegó el turno en 2010 con Gru, mi villano favorito, cuyo sentido de la ironía, de la ternura y del humor descacharrante caló en un público que años más tarde coronaría a los Minions como los reyes de la comedia del absurdo.
Como no es oro todo lo que reluce, la todavía reciente Mascotas quedó en agua de borrajas al desarrollar un guión centrado en el espectador infantil pero que descuidaba al acompañante más veterano. Lección aprendida. El siguiente estreno del estudio, ¡Canta!, a pesar de sobrepasar ampliamente los 90 minutos, consigue que los más pequeños permanezcan absortos en sus butacas al tiempo que engancha al resto del público con una trama sencilla, pero que atrapa desde el inicio, en la que se integra una selección de más de 85 éxitos musicales que van desde los años 40 hasta antes de ayer.
Un koala llamado Buster Moon, empeñado en devolver a su teatro la gloria de antaño, organiza el concurso de canciones más grande del mundo. Pronto tendrá a cientos de aspirantes haciendo cola para lograr un impresionante premio que puede poner en peligro el futuro del auditorio.
Como muy bien se puntualizaba en El secreto de sus ojos, uno puede cambiar de casa, de pareja, de religión, pero nunca podrá desprenderse de algo que se lleva tatuado en el alma como es una pasión. Los animales antropomorfos que protagonizan esta película comparten un apasionamiento por la música, por el espectáculo, por cantar y bailar para contagiar a todo el mundo ese estado de efervescencia que les invade.
Garth Jennings, neófito en el terreno del cine generado por ordenador, ha conseguido transmitir ese espíritu que respira la cinta a través de unos personajes inolvidables y de una fantástica banda sonora que se ha querido mimar en el doblaje respetando el idioma original de cada tema.
Resulta imposible dejar de tararear al abandonar la sala recordando espectaculares secuencias de acción, coreografías imposibles u homenajes en toda regla a clásicos del celuloide como El crepúsculo de los dioses. Nuestro corazoncito palpita emocionado con la sentida interpretación del Hallelujah de Leonard Cohen junto a la hermosa reivindicación de la no renuncia a aquello que realmente nos llena y nos hace felices. Pero el ingrediente secreto de este trabajo es una camaleona sexagenaria con un ojo de cristal que ejerce como secretaria del protagonista. Deliciosamente desternillante.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Hammer & Tongs, Illumination Entertainment, Universal Pictures. Cortesía de UIP Spain. Reservados todos los derechos.
¡Canta!
Dirección y guión: Garth Jennings
Intérpretes (voces en la versión original): Matthew McConaughey, Reese Witherspoon y Scarlett Johansson
(voces en la versión doblada): Santi Millán, Paco León y Concha Velasco
Música: Joby Talbot
Duración: 108 min.
Estados Unidos, Reino Unido, 2016