Cada vez que le iba a dar un remedio le decía y le explicaba por qué y para qué era, aunque ella no me entendiera, era una charla que realizaba donde estábamos tranquilas y sonrientes, pero a la hora de ver el remedio todo cambiaba, yo me sentía frustrada, realmente sin saber cómo darle los medicamentos sin tantos inconvenientes; aun así yo seguía con mis explicaciones antes de cada toma aunque siempre pasara lo mismo y no obtuviera resultados.
Alrededor de los 9 meses, una mañana después de nuestra charla, vi que estaba tranquila al ver los remedios y a mí me causo impresión, luego al meterle el gotero a la boca y para mi sorpresa ella abrió su boca y se tomó su remedio sin ningún problema, yo me quede admirada. Me causo mucha alegría, y quería comprobar si todo había cambiado, pero para ello tenía que esperar el día siguiente, al llegar el nuevo día ocurrió lo mismo y yo dije “lo logre” y desde entonces mi hija se toma sus remedios sin ningún problema. (Hoy ya tenemos un mes disfrutando de este momento).
Esto me hace súper feliz, porque ya no los vomita, se queda muy tranquila y hasta los disfruta.