Pasos Para Mejorar La Inteligencia Emocional En Nuestros Hijos

Publicado el 15 febrero 2018 por Blogger Freddy Arellano @bloggernota

Si quieres que tu hijo sea una persona equilibrada, empática y tolerante, es fundamental que desarrolle la llamada inteligencia emocional. Una habilidad que le permitirá gestionar mejores situaciones de estrés, entenderá mejor a los demás haciendo que sus relaciones sociales, familiares y personales sean más favorables.

Según Daniel Goleman, autor del conocido libro “Inteligencia Emocional”, verbaliza que “los niños aprenden inteligencia emocional en la vida real”; con lo que incita a que nosotros mismos debemos darles las máximas herramientas para que puedan desarrollar esta habilidad. Goleman argumenta que hay un alfabetismo emocional en la población general y ello es provocado gran parte por el aumento de la tecnología que hace que tengamos menos tiempo para reflexionar y estar más tranquilos, además de disminuir las relaciones sociales. En EEUU hay programas de alfabetización social que hace que los niños potencien la autoconciencia, la autorregulación, la empatía, las habilidades sociales… Aquí en España se están implementando poco a poco programas, pero todavía sigue la mentalidad de que en la escuela han de adquirir aprendizajes de tipo académico y no valoramos que la parte emocional del niño es primordial para que tengo un equilibrio en su vida.

Lo primero que debemos hacer es ponerles nombre a las emociones. Vamos de las más básicas (miedo, ira, alegría, tristeza) a más complejas (envidia, aburrimiento, frustración, etc.). Las podemos explicar de numerosas maneras, ya sea a través de cuentos, películas, experiencias personales, teatro, etc. O incluso si el niño te cuenta alguna situación y no sabe lo que siente, puedes ponerle nombre a la emoción que está viviendo; por ejemplo, “entiendo que sientas rabia porque Paco no quiera jugar contigo”.

Acostumbra a tu hijo a expresar frases como “yo me siento… porque…”. Esta táctica le permitirá decir cosas   como “yo me siento triste porque Julia me ha dejado plantado en el patio”.

Fomenta su empatía. Situaciones en que no se ponga o no sepa ponerse en el lugar del otro son una buena oportunidad para que hables con él. Por ejemplo: si tu hijo/a ha empujado a otro/a y no le pide disculpas, es un buen momento para decirle cómo se sentiría si eso se lo hubieran hecho a él mismo.

Saber confrontar las emociones. Es frecuente que los niños en ocasiones se vean superados por las emociones, rabietas que les hacen gritar o golpear cosas. Es preciso que nosotros no endurezcamos esas situaciones, una vez haya acabado la rabieta podemos enseñarles por ejemplo que antes de gritar o pegar, es mejor expresar en voz alta qué les molesta.

Enseñarles a saber escuchar. Desde muy pequeños deben saber estar en silencio mientras los demás hablan. Y no solamente eso, sino que la escucha debe ser activa. Por eso es recomendable hablarles despacio, tranquilos, mirándoles a los ojos y preguntándoles si han entendido lo que les hemos dicho.

Fomentar un diálogo democrático. Si les enseñamos desde bien pequeños la importancia de pactar, dialogar, de acordar de modo democrático facilitaremos que lo generalice en otras situaciones del día a día.

No ocultar nuestros sentimientos. Reprimir nuestra tristeza porque se ha muerto algún ser querido o nuestro enfado porque nos hemos peleado con nuestro/a superior, no ayuda a que el niño pueda entender mejor las emociones. Éstas las tenemos todo el mundo, y debemos demostrarle a los nuestros que las tenemos.

Expresar sus emociones. Por último, y no menos importante, hay una infinidad de niños que vienen a la consulta sin saber hablar de sus emociones. Si les enseñamos a que puedan cómodamente expresar lo que sienten conllevará a que su comunicación sea más fluida, además de saber resolver mejor las situaciones que les preocupa.

Tomado de: psicologosantacoloma.es